•¿“Desaparecidas” o víctimas de sus familias?
Por Roberto Santos
La Fiscalía debería ofrecer en un balance de fin de año el porcentaje de aquellas jóvenes, niños y niñas que son reportados como desaparecidos por sus familiares y que por su propia voluntad decidieron salir de su hogar porque existen problemas en el mismo que les afecta de alguna manera.
Personas que al ser encontradas, prefieren mantenerse lejos de su familia.
Las causas pueden ser variadas, pero no es raro que en los hogares guerrerenses haya problemas de violencia, agresiones sexuales y rompimiento de todo vínculo entre sus integrantes.
El caso de Lesli, que la mañana de viernes sus familiares y amigos generaran taponamientos en las calles de Acapulco, exigiendo que las autoridades la localicen y se las entregue, parece ser un caso de abandono de su hogar por decisión propia.
Pese a que la Fiscal ha atendido directamente a los familiares de quienes son reportadas como desaparecidas, habrá que pedir ese porcentajes de casos donde primero bloquean las calles y acusan a la Fiscalía de no hacer nada, y sin que hayan acudido a presentar su demanda ante esa institución.
Y es que ha habido casos donde los familiares saben desde el primer momento que la chica o la niña han salido de sus casas por los problemas que allí existen, y tratan de alejarse de ellos, y pese a saberlo, fingen ignorar donde se encuentra y piden que la gobernadora y la Fiscal intervengan para que regresen.
De Leslie Berenice se tiene la versión que manejan sus mismos conocidos, acerca de que se fue de su hogar para estar con su novio, cosa que sus familiares dicen ignorar y exigen la participación de la Fiscal General del Estado, quien ya los ha atendido y aplicado los protocolos de búsqueda Ámbar.
Las autoridades deben estar atentas para atender de manera especial estos casos, y de manera coordinada con la intervención de instituciones como la Sejuve, DIF estatal, Semujer dieran seguimiento a esas chicas o niñas que por su propia voluntad han abandonado su hogar, ya sea por la violencia que existe dentro del mismo, abandono, o casos donde son corridas o corridos, convirtiendo un ambiente familiar desagradable e insoportable.
Se da el caso de que las instancias de seguridad encuentran a la “desaparecida” y la regresan con sus familiares, pero no se les da seguimiento y no se sabe qué pasa, si el ambiente mejora, empeora o sigue siendo igual, por lo que la afectación emocional puede ser más grave.
Además, debería aplicarse la ley a los integrantes de las familias que propician que uno de sus miembros se vea obligado o forzado con violencia a abandonar sus hogares, porque no se sienten seguras o ya han recibido agresiones de variado tipo.
Tampoco se trata de ignorar aquellos casos donde verdaderamente hay chicas o chicos que han sido levantados por las bandas del crimen organizado y verdaderamente se encuentran desaparecidos y en este caso con toda la razón se debe exigir la participación de las instancias responsables para su búsqueda y localización.
Pero no es válido que se distraiga a ese personal de la Fiscalía, de Seguridad Pública Estatal, Guardia Nacional y Sedena en casos donde ya se sabe que están con su novio o novia, o que huyeron de una familia disfuncional, y nada quieren saber de ella.