• Queman el antimonumento de los 43
Por Roberto Santos
Durante la madrugada, extraños incendian el antimonumento a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Protestan en contra de alumnos de esa escuela por la muerte del profesor de artes marciales Jacinto Palacios Celino, quien falleciera junto con su acompañante cuando un camión manejado por alumnos de esa normal embistiera de frente el auto en que se dirigían a Chilpancingo por el nuevo libramiento a Tixtla.
Las evidencias demostraban que el camión que llevaban los normalistas invadió el carril contrario.
Además, fue ampliamente difundido de que los jóvenes en ningún momento les prestaron ayuda, después negaron los hechos y hasta el momento las autoridades no han presentado avances en las investigaciones.
Las acciones de los líderes normalistas han convertido a sus propios compañeros en sus propias víctimas y dañando a personas inocentes, quienes desgraciadamente han estado donde han realizado sus acciones que rayan en lo criminal, como el trabajador de la gasolinera, Gonzalo Miguel Rivas, que resultó quemado cuando los estudiantes incendiaron una bomba despachadora.
De este crimen nadie ha sido castigado.
Sus acciones irracionales han generado descontento y rechazo en un porcentaje de la población.
Los estudiantes tienen una gran facilidad para victimizarse pese a que por ser un internado, no deberían estar en las carreteras ni en las calles realizando bloqueos afectando a terceros ni sufriendo accidentes ni agresiones.
Robar camiones y los productos que distribuyen de manera impune, se ha convertido en un negocio.
Aún está pendiente una seria investigación que esclarezca por qué la dirigencia de los normalistas decidió mandar a Iguala a los estudiantes de recién ingreso a secuestrar camiones, pese a que no tenían experiencia para eso y era un lugar peligroso para ellos.
Es decir, no es posible que anden muy quitados de la pena disfrutando de las mieles del poder, cuando debería pesar en su conciencia la desaparición de sus compañeros de nuevo ingreso y algunos de plano deberían estar en la cárcel junto con quienes los desaparecieron.
Y tampoco deberían estar libres de castigo aquellos que chocaron el vehículo del profesor de artes marciales.
Precisamente, es la impunidad lo que les permite actuar sin límites.
Quemar el antimonumento parece ser una medida desesperada de quienes son ignorados en la petición de justicia por la muerte de Jacinto Palacios y su acompañante.