• Derecho a no sentir miedo
• Roberto Santos
De seguir así, Chilpancingo terminará por convertirse en una ciudad donde la población se acostumbrará a mirar la muerte de manera cotidiana.
Nos acostumbraremos a ver el espectáculo de la muerte a través de las redes sociales, mientras no toque a nuestra puerta.
Es asombroso saber de eventos que muestran al ser humano capaz de desplegar una actitud violenta altamente destructiva contra sus semejantes.
Estas semanas nos han abrumado eventos violentos que terminaron en asesinatos sangrientos.
Eventos que para nada son casuales, pues tienen un objetivo específico: terminar con la vida de alguien.
El asesinato de Fredid Román, periodista reconocido, antecedió a la muerte de un expendedor de cerveza, y hoy, en uno de los cafés más concurridos, es asesinada otra persona.
Pero antes de eso, varios asesinatos más han ocurrido en las calles de la ciudad.
Sin duda, hay entre nosotros gente que no ama a la vida, o se han pervertido a tal nivel que está mejor relacionado con la muerte.
Parece lógico pensar que mientras haya enfrentamientos o disputas entre grupos criminales, la paz de la sociedad capitalina, estará ausente.
Y con ello se destruirán familias, negocios, lo que poco a poco va minando la base de una sociedad que hasta hace pocos años, fue armónica.
Las autoridades tienen la responsabilidad de regresar la tranquilidad social, la seguridad para la población.
Y tratar de restaurar seriamente eso que hemos perdido cuando en nosotros se ha filtrado por la piel e instaurado de forma permanente, la sensación de miedo e incertidumbre.
Tenemos derecho a no sentir miedo.