Epístolas Surianas
De Julio Ayala Carlos

Acapulco, y su pésima alcaldesa…

CONTRARIO A TLAPA, DONDE ENCONTRÓ TRABAJO, paz y tranquilidad en su primer día de recorrido por Guerrero, que lo ha llevado a visitar algunos puntos de Malinaltepec y San Luis Acatlán, el Presidente concluye hoy su gira en Acapulco, municipio que, de acuerdo a los propios acapulqueños mal gobierna Abelina López, por una sencilla razón: no sabe cómo.

Y es que hoy por hoy Acapulco no sólo tiene una alcaldesa ignorante, sino que además es prepotente, ocurrente e irresponsable, como lo muestran sus acciones de gobierno, la forma en la que se conduce, sus dichos y propuestas, y su valemadrismo para con la imagen del Puerto que en otros tiempos fue orgullo para los acapulqueños, y por supuesto, para todo México.

Hoy como nunca, Acapulco padece la mayor inseguridad de la que se tenga memoria en toda su historia, a grado tal que las ejecuciones se suceden día a día, prácticamente en las narices de la edil, y que supone que voltear la vista para otro lado, o ignorando los homicidios, es decir, dejando de hablar de la inseguridad pública, simple y sencillamente no pasa nada o se resuelve.

Y si a eso se le agrega la falta de agua entubada, ya no sólo en las colonias de la periferia, sino en la propia Costera, los problemas para los acapulqueños se agravan, a los que se le suma la recolección de basura, de tal forma que los focos de infección son un peligro latente para la salud de la población, que a la falta de agua tiene que vivir en medio de los desechos.

¿Son los únicos problemas que vive Acapulco? ¡Por supuesto que no! En el gobierno de Abelina López, las aguas negras son un problema constante que le da una mala imagen al Puerto, y más en tiempos de lluvias, que sumados a la violencia e inseguridad y exceso de basura, hacen que el otrora Paraíso de América siga siendo ignorado por el Gran Turismo.

Por cierto, desde que la hoy alcaldesa llegó a regir los destinos del Puerto, la inversión pública, y privada, simplemente está ausente, de ahí que el empleo sea cada vez menos, a lo que se le suma el cierre de negocios, precisamente por la inseguridad y violencia, que si bien es un problema nacional, poco o nada hace la edil en lo que le corresponde.

Hay que decirlo. Ciertamente a pocos sorprende el mal gobierno que lleva a cabo la alcaldesa porteña, en primer término porque antes de ser edil no se le conocía, porque no tenía, ninguna experiencia dentro de la función pública, de tal forma que su único contacto con el poder fue cuando se desempeñó como diputada local y luego como legisladora federal, de cuyo trabajo conocimos cuando en tribuna dijo, como uno de sus logros, que había sobornado con 20 mil pesos a un representante del Ministerio Público.

Claro, a Abelina López se le conocía en el Puerto, principalmente entre algunos grupos, como invasora de predios, y como quien tomaba o bloqueaba oficinas en exigencia de agua potable, reducción del predial o alumbrado público, que dicho sea de paso hoy no entrega como autoridad. Es decir, se le conocía como quien exigía y demandaba, sin tener una idea de cómo se cumplía.

En consecuencia, no es extraño cómo gobierna, como tampoco que para cubrir su falta de resultados tenga que culpar de todo a su antecesora, la magistrada Adela Román Ocampo, a quien señala de todos los males que le pasan, pero se niega a denunciarla ante las instancias ministeriales a pesar de que dice contar con las pruebas suficientes para ello. Sí, no es extraño que con Abelina López no haya en Acapulco obra pública y la falta de servicios sea la constante. Y no es extraño porque la hoy edil sigue sin tener idea de lo que es el arte de gobernar.

Ni duda cabe que todo podría arreglarse con asesores capaces, que nada tiene que ver con que se les pague en dólares, como el que tiene contratado en materia de turismo por 120 mil pesos o cinco mil dólares mensuales, mientras corre a humildes trabajadores del DIF Acapulco. Así las cosas, es obvio que a la alcaldesa le faltan asesores ante su inexperiencia y falta de capacidad para gobernar, a quienes debería escuchar pero también a hacerles caso de que debería cerrar la boca.

En fin. Así llega el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador a Acapulco, un Puerto que en el pasado era también considerado como la Perla del Pacífico, y hoy convertido en un muladar por quien lo gobierna, a quien le preocupan más las críticas de cómo viste, ganando 62 mil pesos mensuales, mientras se hace la sorda por cómo gobierna.

Comentarios: epistolassurianas@hotmail.com

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