• Cetegistas mal ejemplo para los alumnos y la sociedad
DESTRUIR O DAÑAR INMUEBLES, así como bloquear carreteras, calles o edificios públicos, no sólo es una constante de los grupos que protestan, sino que en el caso de los maestros de la Ceteg y los alumnos de Ayotzinapa, es una forma de conseguir lo que exigen, incluso atentando o poniendo en riesgo la vida de terceros que sin deberla ni tenerla han sido víctimas de quienes dicen defender al pueblo guerrerense.
Hay que decirlo. Muchas de las demandas de quienes protestas son justas, incluidas por supuesto las de los maestros, y sin duda son compartidas por la mayoría de los guerrerenses, como por ejemplo, para que tengan un salario digno a fin de que se dediquen de tiempo completo a enseñar. Por supuesto que hay que apoyarlos para que tengan mejores condiciones laborales que redunden en una enseñanza de calidad para nuestros niños.
En este sentido, debe existir todo el apoyo hacia los maestros, sean de la Ceteg o los llamados institucionales, pero lo que nadie puede estar de acuerdo, y quien escribe lo reprueba, repudia y lo descalifica, es que a través de actos vandálicos dañen o destruyan inmuebles para conseguir sus fines, atentando incluso contra la ciudadanía.
Así es. Ningún ciudadano, ningún guerrerense bien nacido puede estar a favor de los maestros que en un acto de barbarie, de primitivismo e irracionalidad destruya inmuebles públicos que, hay que decirlo, no son del gobierno, sino de todos, nada más porque sus demandas no las satisfacen como ellos quieren, es decir, no porque no haya atención de las autoridades, sino porque las exigencias no son cumplidas a pie juntillas.
Me consta, y hay constancia pública de ello. Quien hoy gobierna Guerrero, es decir la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, se ha reunido, incluso poniendo en riesgo su integridad física, con los maestros de la Ceteg, en una muestra de su interés y compromiso con el magisterio guerrerense, que en vez de ser valorado por quienes han hecho de la protesta su forma de vida, lo han tomado como una acción de debilidad de un gobierno que está comprometido con cumplirle a los maestros.
Sí. Nadie en su sano juicio puede apoyar a un magisterio, por cierto cada vez más reducido, que hace del vandalismo su forma de presión para obligar a las autoridades a cumplirles sus demandas como ellos quieren. Ningún ciudadano en sus cabales puede aplaudir los destrozos causados por los maestros cetegistas al Auditorio Estatal “Sentimientos de la Nación”, como nadie también, por supuesto, puede estar orgullo de otras acciones que han realizado, junto con los normalistas de Ayotzinapa, en agravio de los guerrerenses.
También hay que decirlo. Causa vergüenza el comportamiento de los maestros, porque en vez de generar simpatías entre la población, lo que genera es repudio, condena y pena ajena, de tal forma que aunque sus demandas sean justas, cada vez más crece un sentimiento contra ellos y la exigencia de que se les rescinda la plaza que tienen y, más aún, se les aplique la ley.
Y es que además las acciones vandálicas que encabezan, que recaen en delitos cuyas sanciones son incluso corporales, es decir, con condenas en la cárcel, es un mal ejemplo para la niñez a la que por su trabajo están obligados a enseñar, no sólo en las aulas, sino con el ejemplo público. Y es que nada bueno pueden estar enseñando los maestros que destruyen inmuebles, cierran calles, bloquean carreteras e incluso incendian edificios públicos.
En fin que ya lo decíamos líneas arriba. El gobierno del estado, y la gobernadora Evelyn Salgado en particular, ha dado muestras, no sólo de estar comprometida con el magisterio guerrerense, sino de cumplir sus demandas, por supuesto, en la medida de las posibilidades presupuestales, pues hay que decir que la mayoría de las exigencias de los maestros tiene que ver con recursos de los que la administración estatal tiene muy pocos, de tal forma que si no se cumple lo que piden los mentores de la Ceteg no es porque no se quiera, sino porque no hay dinero que alcance.
Por cierto, el que los cetegistas militen en Morena o hayan votado por sus candidatos, no significa que el gobierno está obligado a cumplirles todo lo que pidan y sean además una especie con especiales privilegios como lo exigen. Sin duda tienen preferencia, pero al final de cuentas son igual que todos, y en consecuencia deben cumplir y aceptar la ley.
Ya basta pues, de tolerarlos. Además de vándalos, con su actuar son un mal ejemplo para los estudiantes y para la sociedad en general. Así lo creo.
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