• ¿De la central avionera al mundo feliz?
Por Alfredo Guzmán
Reconocer que al menos una promesa con fecha de inauguración fue cumplida, aunque la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, que no es internacional y sí una isla en medio de Zumpango, Estado de México, porque no tiene vías de acceso rápido, que hacen del lugar una ínsula a la que no hay forma de llegar en un tiempo menor a las 3 horas, desde el zócalo capitalino en un día normal y a hora pico.
Y hay posibilidades de perderse en el laberinto de vialidades, que no son claras, ni bien diseñadas, sino al vapor, que ni un servicio de Sistema de Posicionamiento Global (GPS), por sus siglas en inglés que proporciona servicios fiables de posicionamiento, navegación y cronometría, permitió que Lord Molécula, periodista de cabecera de Andrés Manuel López Obrador, lograra llegar al lugar en tiempo y forma.
Es decir, el viaje al aeropuerto, dura el doble de un viaje a cualquier estado del país, en avión ya sea frontera norte o sur. Y cuesta el doble de lo que cuesta un viaje de Airbus, Volaris u otra línea económica.
Y la ironía, para establecer que era imposible construir el anterior Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) que se construía en Texcoco, porque ya fue inundado, por órdenes del presidente de México, en Santa Lucía no hay agua ni en los baños.
Creo que hay que valorar la intención de cumplir en tiempo y forma, aunque la obra no sirva para lo que fue diseñada, porque las líneas internacionales no van a aterrizar ahí, luego de que la oficina que regula la seguridad de los aviones que aterrizan en otros países fuera de los Estados Unidos, ha degradado al aeropuerto Felipe Ángeles porque carece de la seguridad necesaria.
Antier a lo que le han llamado también la Central Avionera, por el diseño de supermercado y en donde no hay aún instalaciones terminadas, no hay servicio de alimentos, hospedaje cercano, sin transporte adecuado y aunque alejado del bullicio y de la falsa sociedad, se convierte en un elefante blanco, por la inversión elevada y su falta de operatividad que se planteó para recibir cientos de vuelos diarios, sólo recibirá 6 al día. Y no todos los días.
O sea un aeropuerto, que recibe menos vuelos que el de Acapulco, mucho menos que el de Zihuatanejo, que si son vuelos internacionales, aunque de tamaño menor. Pero donde sus instalaciones no desmerecen como el Felipe Ángeles.
Se sabe que cuando fue inaugurado el parque de recreación Disneylandia, se fue la luz, pero todas sus instalaciones estaban terminadas, no así el aeropuerto Felipe Ángeles, donde no hubo agua y para recrear nuestro optimismo, y en aras de hacer sentir a la gente que aquello era un acto de libertad y de comercio, se instalaron puestos de fritangas, de chacharitas, comercios ambulantes y en una total falta de seguridad, se violentaron todos los protocolos de seguridad, que en un lugar de ese tipo, no puede ocurrir.
Recuerdo en una ocasión cuando en Guerrero el gobernador José Francisco Ruíz Massieu inauguró en la capital del estado, allá por la gasolinera Carreto una red de agua que provenía de una planta nueva de Mochitlán, escondió una pipa de agua tras unas mamparas y el agua salió por la manguera.
En el caso del Felipe Ángeles, eso no ocurrió, porque nadie lo previó, y como todos andan tras del presidente sin apoyar, pues muchas cosas fallaron y seguirán fallando, porque no hay aeropuerto nuevo, sino una ampliación de una pista militar, donde entrenaban los paracaidistas del ejército mexicano.
A casi 3 años y medio de haber iniciado su periodo como presidente Andrés Manuel, la gente sigue en espera de que podamos tener atención médica y hospitales como en Dinamarca. Medicinas y vacunas, gratis. Gasolina y gas a 10 pesos y no a 35 que ahora cuesta. Seguridad en las calles y en las poblaciones. Alto a las masacres. Ataque frontal a las bandas de la delincuencia organizada y no abrazos ni apapachos.
Trabajo y no despidos todo el tiempo. No a la corrupción que nos prometió y que su familia sería ejemplar. Barrer la corrupción de arriba para abajo y no solapamiento de sus funcionarios corruptos.
Programas sin manipulación ni corrupción. Respeto a la democracia y no utilizar a los órganos autónomos a su servicio. Promover la independencia de los poderes y no usar la justicia para atacar a sus enemigos y no hacer de la cámara de diputados y senadores, su oficialía de partes.
Por último, no maten a los periodistas. Este gobierno, los ataca, los acorrala y los estigmatiza, y cuando son asesinados, no se investiga. 58 periodistas muertos en el periodo de Amlo, es criminal.
El mundo feliz que prometió, se está convirtiendo en el mundo al revés.