El Voyerista

• ¿Crisis del partido en el poder, crisis de gobierno?

Por Alfredo Guzmán

En política, lo que cuenta son las percepciones que surgen de eventos, declaraciones y acciones.
En la 4 T, la nota de todos los días, es que se atacan entre sí. No hay unidad partidaria. No hay vida partidaria y las decisiones las toman un pequeño grupo. La democracia no existe.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y su familia, son los dueños y deciden qué, cómo, porqué y para qué.
Y si alguien dice algo que no les gusta, lo corren. Lo cesan como funcionario y lo atacan, y en su caso, de ser posible lo meten a la cárcel.
Sólo hay que ver el espectáculo bochornoso que ocurre entre Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de México, Olga Sánchez Cordero, ex secretaria general de Gobierno y ahora presidenta en el Senado, contra Julio Scherer Ibarra, a quien acusan los dos primeros de corrupción.
En el evento se embarran de lodo, hasta saciar. Julio Scherer, asegura que Alejandro Gertz Manero y Olga Sánchez Cordero, lo quieren en la cárcel, para encubrir sus raterías. Y a su vez los dos mencionados, aseguran que Julio Scherer, es un pillo de siete suelas que utilizaba su puesto y cercanía con el presidente de México, para traficar influencias y sobornar políticos en desgracia.
Si habláramos metafóricamente y observáramos un tablero de ajedrez, Gertz Manero y Sánchez Cordero, serían las dos torres, cuidando al rey. Julio Scherer sería un alfil.
Nunca en ningún juego de inteligencia como el ajedrez, las piezas juegan contra su rey. En el gobierno del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y de la 4 T, sí. Se tiran a matar.
Y con esta riña se anulan 3 piezas importantes. Y dejan descubierto al rey.
Voy a esperar en qué termina este chisme de políticos corruptos, que descuidan a su patrón.
Mientras eso ocurre y ante el fracaso de las políticas públicas de Morena en todas sus promesas, ya inventaron para promocionar su imagen en desvarío una revocación, que para ellos es ratificación.
Desesperados porque la gente no le importa el proceso, sino que exige que termine su periodo para el que fue electo, sin preguntar y que se ponga a trabajar. Los líderes de Morena se afanan en llamar a que siga. Y todos y todas, estamos de acuerdo, luego entonces no ir a votar, no afecta el proceso.
En la angustia total porque la gente busca resolver qué, cómo y dónde encontrar precios más bajos para comer, comprar, que ir a votar por algo que ya saben el resultado.
Ya preparan marchas y violentan la ley, al obligar al Congreso federal a votar una modificación a la ley, para apoyar la campaña de promoción en pleno proceso electoral que realizan por quien empieza a caer, desde que fue descubierto que su hijo de Amlo, vive como rey en Houston Texas, tirando a la basura el discurso austero y de no corrupción.
E inauguran un aeropuerto, en tiempo y forma, pero que si un usuario contrata un Uber desde Satélite en el Estado de México, tarda 39 minutos para llegar al aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México y gasta 350 pesos y si del mismo lugar se dirige al aeropuerto Felipe Ángeles, tarda 3 horas 25 minutos y gasta 3700 pesos. Ni siquiera lo que cuesta un viaje en avión a cualquier lugar del país, desde la capital del país.
Y para ilustrar nuestro asombro, el gobierno de Morena impulsó una ley que establece que si tenemos un préstamo con alguna institución bancaria, empresa de préstamos o fiduciaria por compra de algún bien o casa habitación, si nos atrasamos por cualquier situación, el patrón nos descontará la deuda sin que nosotros podamos evitarlo.
Lo anterior, y lo que siguen haciendo los diputados y senadores de Morena, no tiene límite.
Realizan cosas que un día tejen y otro destejen en arrepentimiento por afectar a la sociedad mexicana, mientras seguimos sin medicinas, sin crear empleos, sin crecimiento económico, con más violencia, comprando gasolina, gas, y la canasta básica por las nubes y los salarios cada vez más deprimidos por el crecimiento de la carestía.
Y los gobiernos de los estados, sin rumbo, sin proyectos, sin dinero y humillados por grupos sociales que los obligan a realizar acciones que denigran al poder y a las instituciones.
En suma, un gobierno federal en crisis, un partido en el poder envuelto en disputas internas, aderezadas por la corrupción.
Y gobiernos en los estados, sin rumbo, sin ideas y promoviendo circos, en vez de obras de infraestructura que indiquen que el gobierno actual, tiene rumbo, cosa que no se ve por ningún lado.

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