Nada Personal

Guerrero, En poder de las mujeres

Por Kenia Guzmán Pérez

Hoy Guerrero atraviesa por un momento histórico. Después de varios años de lucha por la igualdad de derechos políticos y de género; tenemos una mujer gobernadora. También, por primera vez tenemos 23 mujeres como presidentas municipales. Existen 19 diputadas en el Congreso, la mayoría de Morena.
Así también, contamos con una mujer militar como Fiscal de Guerrero. Sin dejar de olvidar que la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDHG), también la preside una mujer preparada.
En Guerrero somos gobernados por un puñado de mujeres que llegaron a ese cargo gracias a la lucha feminista. No hay que olvidarlo nunca. No están ahí por el azar del destino, por un milagro o por un capricho de algún político o de algún grupo de poder.
La lucha feminista en México y América Latina, se ha venido fomentando desde hace décadas y se ha fortalecido en los últimos dos años, logrando el 50-50 de las candidaturas electorales en el país.
Hoy esas mujeres que están en el poder guerrerense, en las alcaldías, en el Congreso, en la Fiscalía, en las delegaciones regionales, en los Derechos Humanos, deben valor enormemente el lugar en la que están sentadas. Y ejercer el verdadero estado de derecho, la aplicación de las leyes y un gobierno honesto y justo para los grupos más necesitados y vulnerables. Aunque algunas de ellas no comparten los principios y la lucha feminista, creyendo que todo se lo deben a su partido político, a sus maridos o padres; no estaría mal que se unieran a la causa y velaran por los derechos de las mujeres guerrerenses.
Afortunadamente, tenemos una gobernadora feminista y algunas diputadas, que conocen las causas del movimiento en el país. Y que se han destacado en la defensa y respeto de los derechos como ha sido el caso de la venta de niñas en la región de la Montaña, donde la violación a sus derechos humanos es disfrazada por el mote trillado de «usos y costumbres de los pueblos indígenas» y que hay que respetarlos.
Esos usos y costumbres ya no valen en estos tiempos tan avanzados de la humanidad. Esas son costumbres arcaicas que laceran los derechos de las niñas indígenas, que han demostrado con sus propios testimonios que no desean ese tipo de vida obligada y violentada. Que esos usos y costumbres destrozaron sus vidas a temprana edad. Que les trajeron hijos no deseados, matrimonios prematuros, violaciones forzadas, etc.
Hoy, lo vuelvo a repetir, tenemos mujeres en el poder que pueden hacer mucho más por las mujeres guerreres. Sobre todo por las más pobres y las más necesitadas, que son las campesinas, las obreras, las madres solteras, las viudas y los huérfanos. Sólo falta ejercerlo.

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(Foto archivo Cuartoscuro)

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