• Abelina: ¿una presidenta sin futuro?
Por Roberto Santos
Cada persona que se incursiona en el maravilloso mundo de la política, ambiciona tener una larga y fructífera carrera.
En sus planes está hacer de cada cargo, ya sea por elección democrática o dedazo, un peldaño para ascender más y más hasta donde pueda llegar –y si es posible al infinito y más allá–, pasando por diputaciones, senadurías y la gubernatura del estado.
Por ejemplo, cada que llega un presidente o presidenta municipal a gobernar Acapulco, piensa que puede ser el escalón que lo catapulte a la gubernatura.
Aunque algunos tengan escasas posibilidades lo van a intentar, no importa si la terca realidad diga lo contrario.
Lo cierto es que algunos expresidentes municipales han conseguido llegar a la gubernatura.
De los últimos, podemos mencionar al extinto René Juárez Cisneros y Zeferino Torreblanca. Ambos fueron presidentes municipales de Acapulco y gobernadores del estado.
Adela Román lo intentó, pero no logró cuajar su proyecto porque al salir de la presidencia traía muchos negativos como para poder consolidar esa aspiración.
Pero causa curiosidad el caso de la actual presidenta municipal del puerto: Abelina López Rodríguez, quien a estas alturas es un caso paradigmático, pues en poco tiempo ha dilapidado gran parte del capital político con que llegó a la presidencia.
Su incapacidad para resolver los asuntos prioritarios del puerto de Acapulco y sus errores discursivos le ha llevado a ser tratada en las redes sociales a manera de chunga.
Es decir, sus consecutivos errores han originado a que la población le pierda el respeto a su investidura.
A eso se puede agregar que la gente se encuentra insatisfecha por su administración al no ver resultados tangentes.
Y es que problemas como el agua y la basura a estas alturas no los ha podido controlar.
Abe, ya sabe que René Juárez tenía razón al decir que Guerrero no es Disneylandia, cuando no ha podido con el tema de inseguridad y la violencia se enseñorea en el puerto. Además ha comprobado que antes de ella están los grupos criminales que hacen de Acapulco tierra sin ley.
Por otra parte, la presidenta, en su error de apreciación, ha recurrido a su carácter “atrabancado”, como si eso fuera una virtud o una habilidad política.
Los que saben de psicología se dan cuenta que esa es una debilidad.
Su falta de control emocional y la incapacidad para resolver los problemas que enfrenta en el puerto, los quiere cubrir con ese carácter, lo cual representa un error, puesto que de ninguna manera viene siendo una destreza política.
En realidad, los psicólogos pueden decir que eso no es más que un mecanismo de defensa, y que puede ser consecuencia de su impotencia de poder resolver los problemas cotidianos, ya no decir los de largo plazo, y cuando se enoja y contesta de mala manera a los medios de comunicación, no hace más que demostrar la carencia de equilibrio emocional.
Está claro que responder como lo hace es un mecanismo de defensa para encubrir su incapacidad, pues los problemas de Acapulco están más allá de sus posibilidades. Se antoja difícil que pueda resolverlos, aunque habrá que darle el beneficio de la duda.
Su carácter atrabancado con la que trata a los medios es sintomático de que los percibe como sus enemigos, pese a que muchos le ayudaron difundiendo sus “grandes propuestas para Acapulco”.
Si hubo alguien que pensó que Abelina iba a tener las tablas para despegar en su carrera política para ir por más, a estas alturas ya debe saber que se equivocó.
Y que es más probable que si logra terminar su administración, lo haga con muchos negativos en contra.
Sin embargo, la doctora López Rodríguez tiene en sus manos la oportunidad de modificar sus apreciaciones y trabajar con la seriedad requerida para el cargo
En ella está seguir igual, de chunga para las redes sociales, o ser tratada como una política seria, con altura de miras, y con un probable futuro que no sea la fría banca.
En sus manos está su futuro…y el de Acapulco.