• Acapulco: el gobierno que eligieron…
UN DÍA SÍ, Y EL OTRO TAMBIÉN, son cada vez más los acapulqueños que se decepcionan de su alcaldesa. Y es que, en honor a la verdad, no podría ser de otra forma. Con todo y su Maestría y Doctorado, todos conocían de sus limitaciones y aún así votaron por su candidatura. Las consecuencias, prácticamente desde el primer día, están a la vista. El Puerto se debate entre la violencia, la falta de servicios y obra pública. Aunque eso sí, tiene el apoyo del Presidente.
Y mientras eso ocurre, la edil, como todos aquellos gobernantes incapaces de cumplir con su responsabilidad, y por supuesto, con sus promesas de campaña, no sólo culpan al pasado y a sus predecesores, sino a que a éstos les endilgan todos sus males, su falta de resultados y de cómo no pueden concretar las expectativas que generaron.
Sin duda es una mujer bien intencionada. Con ganas de hacer bien las cosas. Con intención de hacer historia. Sin embargo, gobernar Acapulco no es cualquier cosa. Pues no sólo se requiere ganas, voluntad y compromiso, sino también experiencia en el arte de gobernar si es que hacerlo es un arte. Y eso es precisamente lo que no tiene la actual edil.
No debe pues extrañar el cómo se encuentra el Puerto. Y menos, el enojo de los acapulqueños. Pero, ¿qué esperaban? ¿Un buen gobierno? ¿Resultados diferentes?
Sí. No debe extrañar que la presidente municipal, aparte de los nulos resultados en lo que va su gobierno, culpe de todo a la alcaldesa que la antecedió. No extraña tampoco que gobierne sin ningún plan específico, y de que continuamente diga lo que no debe decir, exponiéndose al escarnio y a la burla, precisamente por sus limitaciones.
Por supuesto que éstas, así como su léxico y su falta de experiencia en la administración pública nada tienen que ver con su origen humilde, como pretende hacer creer a los acapulqueños, pues para eso están los asesores, aunque como ocurre con aquellos que tienen problemas con el alcohol, para curarse tienen que aceptar el problema y en consecuencia buscar ayuda profesional.
Aquí, por supuesto, se lo hemos sugerido, es decir, el contratar asesores que le sugieran qué debe hacer para gobernar bien. Pero además de contratarlos, hacerles caso. Además de ello, la alcaldesa porteña debe aprender a callarse, a cerrar la boca, y cuando tenga que decir algo, a concretarse a ello, a meditarlo, y a volver a callarse.
De lo contrario, los acapulqueños seguirán teniendo un gobierno con los mismos resultados, y la alcaldesa también seguirá diciendo las mismas barbaridades que la ponen como la burla de los ediles de todo el país. Como la última perla, al, decir que Acapulco está en paz, que porque en el municipio que gobierna hay paz, gracias a Dios, y no como en Ucrania que mantiene una guerra con Rusia, cuando la delincuencia está desatada en el Puerto.
¿Quién no se acuerda de su dicho de que no había delito que perseguir porque el camión de una tienda departamental impactado en la caseta de cobro de Palo Blanco iba sin conductor, en punto muerto? ¿O de que la violencia en Acapulco es consecuencia de “la calor” y el consumo excesivo de carbohidratos? ¿O que la violencia, también en el Puerto la magnifican los periodistas? ¿O sus videos de promoción del mismo Puerto que dan pena ajena?
En fin que, como bien dice el dicho, y sin que eso tenga que ver con actos de discriminación, la culpa no es del indio sino del que lo hace compadre, pues como hemos dicho, fueron los propios porteños los que votaron mayoritariamente por quién hoy los gobierna, a sabiendas de las limitaciones que tiene como política, a pesar de que había otras opciones de gobierno.
Por supuesto, parece ser que es lo que menos le importa a la propia edil, siempre y cuando tenga el apoyo y el reconocimiento del propio presidente de la República, quien ha dicho que más que la capacidad de quienes gobiernan con él, lo que se requiere es lealtad. Diez por ciento de experiencia y 90 por ciento de lealtad, ha dicho el mandatario federal.
Mientras, cada vez son más los habitantes del municipio más importante del estado que se decepcionan de sus autoridades, aunque hay que decir que también pueden impulsar la revocación de su mandato o esperar a que concluya su periodo de gobierno…
Mientras, los acapulqueños tienen el gobierno que eligieron, el que encabeza una Doctora en Derecho.
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