• Mario, el PRI, y los corruptos…
“Mario”, “Mario Moreno”, “No hay otro, Mario”, es la respuesta de los priístas de a pie, de los que viven en las comunidades rurales, en las colonias populares y en los barrios tradicionales de los pueblos y de las ciudades. “Es Mario Moreno Arcos el que debe ser el nuevo dirigente del PRI, porque se lo merece, porque es el que tiene el contacto el pueblo”, responden aquí y allá, a la pregunta de quién debe ser el nuevo dirigente de ese partido político.
Mario Moreno, dicen, además, es hoy por hoy el priísta que tiene el mayor apoyo y el reconocimiento de la gente, no sólo de los militantes de su partido, sino también de la sociedad en general. Es el que está en el sentir de la gente; es el que como candidato a gobernador del estado le ha dado al PRI más de medio millón de votos, como ningún otro. Es el que por justicia de su partido, debe ser su nuevo dirigente.
Sí. Es lo que dicen los priístas de pie, los que con su voto, hacen la diferencia en las elecciones. Los que en las campañas, porque sólo en ese tiempo los dirigentes se acuerdan de ellos, invitan a la gente a los eventos, los que con matraca en mano, gritan vivas a su partido y compran la playera y la gorra con el logotipo del PRI, para lucirlo con orgullo. Eso dicen los priístas que una y otra vez les prometen apoyos y trabajo, y nunca le llega nada.
Por eso dicen, tanto los priístas de la región Centro, de la Costa Grande y la Costa Chica, los de Acapulco, la Montaña, la zona Norte y la Tierra Caliente, que sólo con Mario Moreno, el PRI, su partido, habrán de cambiar las cosas. Sólo con él, añaden, el PRI va a ser de los militantes, no de los grupos que lo tienen secuestrado y no lo quieren soltar. Sólo con Mario, puntualizan, el tricolor volverá a ser de los priístas.
Con Mario, afirman, el PRI va a tener a líderes auténticos, con méritos propios, no recomendados o hijos de papi. Con Moreno Arcos se va acabar que los familiares tengan cargos sin merecerlos. Con él se va acabar la corrupción en el partido porque es un hombre honesto.
El PRI, comentan, requiere de hombres honestos. Ya no más corrutos que además de hacerse ricos en los cargos públicos, se pasan de un lado a otro. No es posible que siempre sean los mismos. No es posible que salten de diputados a alcaldes o a regidores, mientras que a la militancia, siempre la relegan y la cuentean que para la otra.
Sólo si el PRI cambia de dirigentes, si los cambia por verdaderos líderes, va a seguir como partido. Si ha perdido elecciones, es por culpa de los corruptos, y porque no quieren dejar que otros se hagan cargo del tricolor.
Dicen de Mario Moreno Arcos: él fue un buen candidato. Un excelente candidato. De no haber sido por él, el PRI hasta hubiera perdido el registro. Cierto, no ganó, pero le dio a su partido más de medio millón de votos. Creció como ningún otro candidato, pues de estar el PRI 30 puntos abajo en la campaña, se quedó a tan sólo cuatro puntos. Eso, ni Héctor Astudillo lo hubiera logrado.
Por eso, puntualizan, Mario Moreno, el excandidato a gobernador del estado, el dos veces alcalde de Chilpancingo, el dos veces diputado federal y una vez diputado local, es el que debe ser el nuevo dirigente del PRI. No sólo porque su partido se la debe, sino porque que de todos los que aspiran a encabezarlo, es el que tiene el pulso y el acercamiento con las bases. Es, además, el que le conviene al tricolor, para que no desaparezca, para que se fortalezca y siga ganando elecciones.
En fin, dicen, es lo que le conviene al PRI. Sin embargo, los mismos de siempre, los que lo tienen secuestrado y lo han llevado a la debacle, se aferran a dejarlo a las bases. “Quieren seguir mamando de él, hasta que desaparezca. No les importa el PRI, quieren tenerlo para seguir pegados al PRI, porque no se llenan, y porque aun perdiendo el tricolor en las elecciones ellos siguen ganando diputaciones plurinominales, regidurías y hasta senadurías”.
Ése es el motivo, y no otro, el por qué no quieren que llegue Moreno Arcos al PRI. Saben que con él, los espacios públicos y de representación popular serán para quienes se lo merecen, para las bases. Saben qué si Mario Moreno llega al PRI, se les acabó la chichi, y eso es lo que no quieren.
Es lo que dicen en el PRI, es lo que dicen los militantes de ese partido, a unos días de que se publique la convocatoria para elegir a su nuevo dirigente, en razón de que el que actualmente tiene, no solo no le interesa, sino que rara vez se le ve por la sede que tiene en Chilpancingo.
La pregunta es: ¿dejarán los priístas que otra vez los hagan a un lado, los ignoren o los utilicen para que en la dirigencia de su partido, lleguen los mismos de siempre? ¿Permitirán que los que han llevado al PRI a su derrota, lo sigan dirigiendo? ¿Harán como si no pasara nada, y con ello premiar a los que en la pasada elección se convirtieron en traidores? Y por último, ¿permitirán que el tricolor sea un apéndice de Morena, para que no le ajusten cuentas al exgobernador?
Sí. Ésa es la disyuntiva del PRI, en estos momentos. Que regrese a sus bases, a su militancia, para que además sea un partido político de izquierda, o permitir que continúen los mismos de siempre, ésos que a través del tricolor han amasado riquezas.
Mientras, Mario Moreno Arcos recorre el estado, reuniéndose, precisamente con la militancia, a quien le apuesta y a la que se debe, mientras otros, desde la comunidad de sus oficinas, planean desde la perversidad cómo pueden sacarle hasta el último provecho al PRI, con el que se han hecho millonarios.
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