• ¿De tin marín de do pingüé?
Por Alfredo Guzmán
Los procesos electorales sindicales, tienen intereses determinados por la búsqueda del control de los conflictos en las áreas laborales de una empresa, institución, gobierno, fábrica o universidad.
Todo patrón, jefe, gobierno o dueño de empresa, busca tener acercamiento con los liderazgos y en su caso, establece formas de cooptación, que permitan definir acercamientos, con el propósito de evitar líderes levantiscos, no adecuados o rijosos, que generen condiciones de enfrentamiento legal interno.
Las formas son múltiples y diversos.
Las fuerzas que hacen vida en su interior, tienen intereses políticos, partidarios o ideológicos.
La democracia es un slogan, que se advierte, menciona y se manifiesta, sólo en la promoción ideológica, pero en la práctica, responde a grupos de poder que perviven en su interior. Todos se dicen democráticos y sus contrarios no lo son.
Mi experiencia sindical de 35 años, me indica que lo que ocurre hoy en el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG) no escapa a ello y por ende, el triunfador debería ser quien mejor responda a los intereses del gobierno en turno.
Hay tres contrincantes.
Sus nombres los conocen los trabajadores de las distintas secciones sindicales y yo también, pero los omitiré, para evitar establecer alguna identificación con alguno o con ella.
Las campañas sindicales son manifestaciones de poder y fuerza, donde los grupos se manifiestan y muestran su forma de entender su circunstancia, y la manera de fortalecer el nombre del próximo líder o próxima lidereza.
Cada grupo y cada candidato o candidata, han definido sus propias estrategias y de una u otra manera han establecido su forma de promoverse entre sus bases.
Hay dos personajes, un hombre y una mujer, que haciendo alarde de fuerza, recursos financieros y poder social, han sacado su campaña a las calles, a las paredes de edificios públicos con espectaculares de gran tamaño, hasta en camiones urbanos, que circulan, principalmente por las calles de Acapulco, donde se concentran grandes conglomerados laborales.
A eso lo podemos considerar una campaña típica, que en muchos casos, no observa que la gente común o de la calle no vota.
Las campañas sindicales son campañas internas. La visita a las delegaciones es una obligación y en esos espacios, se establecen los compromisos y los acuerdos políticos, para unir a los trabajadores y trabajadoras en torno a un líder determinado.
Hay uno que no se ve en carteles, espectaculares y hace público sus fotos, acompañado de personajes del actual gobierno de Morena, entre ellos Félix Salgado Macedonio, quien le da la bendición y la propia gobernadora Evelyn Salgado Pineda, hija de Félix.
En la historia del SUSPEG, los liderazgos todos, han respondido a los intereses de los gobiernos en turno.
En los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), todos los liderazgos, han sido de ese cuño.
En el PRD, igual.
En el caso de Morena, podría ser lo mismo, como ha ocurrido en todos los nombramientos de funcionarios, incluidos organismos “autónomos”, donde han sido ungidos, líderes de Morena o personas que responden a esos intereses.
Mañana 30 de noviembre (hoy) serán las elecciones del SUSPEG y habremos de observar el comportamiento de las bases, de acuerdo a los intereses en turno.
Habremos de saber si el gobierno en turno, logra colocar a su líder u opta por negociar con uno u otra, con el propósito de que se plieguen a sus intereses.
Todos los gobiernos, tienen intereses en el SUSPEG, y en los principales sindicatos laborales.
En este caso no es la excepción. O gana su candidato, u optan por negociar y dejarlo colgado de la brocha.
O si pierde el gobierno en turno, habrá mostrado debilidad en su política pública sindical.
Al tiempo.