El Voyerista

• ¿Y quién es culpable por la violencia?

Por Alfredo Guzmán

Nadie busca establecer quién es el culpable de la violencia que azota al país y sobre todo al estado de Guerrero, que de estar hace dos meses en los índices más bajos de su historia social, hoy regresamos como los cangrejos y regresa el miedo, que nunca se ha ido, pero que estaba aletargado.
La gente no quiere culpables, pues podrían ser tantos que no cabrían en las cárceles, pero lo que es evidente, es que la gente reclama solución a la misma y muchos empiezan a justificar su nulidad, como gobierno, para estar a la altura que reclaman los ciudadanos.
El gobierno federal apoya los abrazos y no balazos, para detener la violencia. Tener como amigos a los narcos y a las familias grandes, como las del Chapo Guzmán, saludando a su madre, con toda la cortesía y liberando al nieto.
Hoy las cifras de muertos por la violencia, son casi el doble de los que sucedieron juntos entre Calderón Y Peña Nieto. Y la cifra crece con los nuevos gobiernos estatales y municipales.
En Guerrero, no se sabe qué harán, pues se encuentran pasmados.
La presidenta municipal de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, establece que la violencia que se vive desde que llegó, no es por el cambio de gobierno, ni por el reacomodo de las bandas de delincuentes, sino, sepa la bola.
Con ese diagnóstico, supongo que ya tiene la fórmula secreta para detener los asaltos, balaceras a comercios, robo de autos y circulación de camionetas con gente armada, como algo natural.
Cuando surge una crisis, lo más imbécil es decir que no existe la crisis. Negarla, no lo resuelve.
Lo que a la gente común, que votó por ella y la que no la quiere, por considerarla una ignorante en cuestiones de administración pública y buena gobernanza, es que haya un clima mejor y no el terror, que muchas familias tienen, cuando sus hijos e hijas andan en las calles, ya estudiando o trabajando.
No hay un programa mínimo de bacheo, de recuperación de luminarias en colonias y sobre todo en escuelas. Del agua, es el drama que se vive siempre y que sin presupuesto ni ideas, no se podrá hacer nada.
Y de la inseguridad, son palabras mayores, que las autoridades federales, estatales y municipales, deben resolver.
Pero las promesas son eso. La campaña ya terminó y la edil de Chilpancingo, sigue en campaña, pues no hay solución a ninguna de sus promesas.
La gobernadora Evelyn Salgado Pineda, entendiendo mejor el tema, renuncia a ir al evento más importante que desarrolla la Secretaría de Turismo Federal, en pos de promover el turismo internacional y no la venta de artesanías ni chacharitas, para quedarse en Guerrero y atender el clima de violencia que crece a diario en varias partes del estado y buscar darle respuestas a la sociedad que reclama algo que todo gobierno debe tener en mente, como prioridad.
Hablar de Acapulco, es o voltear para otro lado o ponerse a llorar.
Entiendo la circunstancia del cambio de Fiscal, que deja desamparado al gobierno y al estado, pero también entiendo que su estancia, molestaba al nuevo gobierno. Todos los nuevos funcionarios, deben reconocer que le deben el puesto al nuevo gobierno y trabajar para él y para quien manda en Guerrero.
Ante la falta de acciones, por falta de presupuesto y de ideas, se hace alharaca de la venta de unas camionetas, viejas, que se tenían desde hace varios años y algunas nuevas, que usan los funcionarios que trabajan los recursos y la seguridad en el estado.
Las camionetas blindadas en un ambiente hostil y de violencia no son un lujo, son una necesidad. Insisto, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sus funcionarios de seguridad y de finanzas, se trasladan en camionetas de ese tipo. Toda su familia igual.
Lo mismo ocurre en los estados. Guerrero, Michoacán, Estado de México, Chihuahua, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas y 20 estados más, viven una situación de violencia, casi generalizada. Quiero ver si de ahora en adelante se trasladarán en camionetas comunes, en operativos de gobierno y de seguridad.
Fui testigo de un bloqueo el martes pasado en la caseta de peaje de Palo Blanco, donde habitantes de Ayutla reclamaban que se respete su gobierno municipal, que luego de un proceso legal, se determinó que sería por usos y costumbres.
Dos horas estuve ahí y ningún funcionario estatal acudió a platicar con ellos.
El bloqueo, duró 5 horas y lo levantaron por hambre. Ningún funcionario del gobierno estatal se apersonó a buscar un diálogo con ellos.
El bloqueo siguió ayer miércoles y al parecer nadie los atiende.
El caso, es que empieza a crecer un ambiente de ingobernabilidad social, donde surgen acciones sin control por muchas causas, justificadas o no.
Y con un gobierno estatal nuevo, y varios municipios, que en vez de atender como una prioridad los temas de la violencia, empiezan a darle prioridad al circo de fin de semana o al que se realizan los fines de año.
Hoy lo que más de habla es de la feria del hueso, sin carne.
Ojalá me equivoque.

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