Zona Cero

  • La violencia en Acapulco, responsabilidad de todos

Por Roberto Santos

Puede parecer fuerte, pero lo que sucede en Acapulco en relación con la violencia es responsabilidad de todos.
Es decir, no debería haber actos de violencia si algunos habitantes de este lugar, no pertenecieran a las bandas del crimen organizado o tampoco se dedicaran a trabajar desempeñando acciones de la delincuencia común.
Es como aquellos que siempre critican al gobierno de que no hacer nada para combatir los carteles de la droga –que no deja de ser cierto–, pero cuando se echa sus tragos los acompaña con cierta sustancia blanca que entra por su nariz despertando en él estados catárticos que lo trasladan a otras dimensiones vivenciales, reproduciendo el esquema económico de la oferta y la demanda.
O cómo aquellos padres en la primaria que les dicen a sus hijos que solo van a servir para ser sicarios, cuando en su opinión y de los maestros, no están a la altura de la demanda escolar, predisponiendo fuertemente el futuro de los mismos, reforzados con acciones de violencia en el hogar.
Las respuestas emotivas son variadas cuando el hijo ya está dentro de la ruta criminal, posiblemente sin retorno.
Algunos padres se llenan de orgullo, otros de vergüenza, otros prefieren hacer que no han visto nada, porque duele saber que ya perdieron el control, y carecen de las palabras y la inteligencia necesaria para arrancar a sus hijos de la ruta de Tanatos y regresarlos al camino de Eros, a la vida.
Otros convalidan lo que sus hijos hacen para bien económico de la familia.
Quién es culpable de que los jóvenes ingresan a las filas de las bandas, quienes además de vender droga, secuestran, matan, extorsionan, y consumen droga, introduciéndose en ese círculo vicioso de consumir más y más, y delinquir en la misma proporción, porque la droga nadie la regala.
Es imposible que el gobierno por sí mismo pueda dar respuesta para eliminar este flagelo, si la sociedad sigue siendo omisa de lo que sus hijos hacen.
Exigir, con razón, que las nuevas autoridades de Acapulco solucionen el problema de inseguridad, es olvidar también que ese fenómeno tiene años arraigado en el puerto.
Aunque la presidenta Abelina López Rodríguez hace dos días anunció que ha gestionado para la seguridad del puerto 300 efectivos de distintas corporaciones de seguridad para fortalecer el cuidado de la población y cuidar el turismo, ya se sabe que no va a ser suficiente.
Como tampoco lo son las acciones que realizan la Guardia Nacional –impedida para actuar–, la Sedena, la Marina, la policía estatal, y la municipal.
Hace falta hacer realidad en serio eso que muchos gustan decir como frase de campaña: “rescatar el tejido social”.
Eso significa recuperar aquel sentimiento de pertenencia a una comunidad y reconocer los lazos que nos unen, sus valores, tradiciones, historia, mitos, ritos y símbolos, englobados en una cultura.
Que los acapulqueños se sientan parte de una familia, integrada a un barrio o una colonia, donde hay lazos de solidaridad, hermandad, reconocimiento, respeto.
Donde se comparten tradiciones, ideas, proyectos, sueños, rituales, etc.
Esas relaciones significativas son las que fortalecen a la comunidad, a la familia, al barrio y la ciudad.
Justamente eso es lo que se ha roto inevitablemente, como cuando el vecino estaciona su auto estorbando la salida del otro y lo reta a golpes si recibe un reclamo.
O cuando todos se deben cuidar para no ser levantado o extorsionado.
Y peor aún, cuando el padre, hermano, padrastro viola a las niñas de la casa.
Sin duda es preocupante el deterioro del llamado tejido social, y debe encender alarma para tratar de ir a fondo y recuperar lo que se pueda, trabajo titánico que no será suficiente con tres años de gobierno.
Esos 300 elementos policíacos que llegarán al puerto podrán ser de mucha ayuda, pero falta mucho más, y ahí sí, la presidenta municipal Abelina López necesitará de la participación decidida de todos aquellos que sienten el compromiso social de recuperar lo perdido y sanar lo que se ha roto en la sociedad acapulqueña.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *