- ¿El infalible, perdió ruta y rumbo?
Por Alfredo Guzmán
No es posible ser infalible siempre, ni ganar todo ni a todas.
Lo anterior fue una lección que me regaló Daniel Ivoskus, mi maestro de Comunicación Política y Presidente de la Cumbre Mundial de Comunicación Política.
Hay -decía mi maestro-, muchos líderes o estrategas, que repiten esquemas triunfantes, que pueden ser eficientes en un momento y en una circunstancia, pero llega el momento en que cambian los escenarios y las cosas no resultan.
La comunicación estratégica, implica considerar lo que se dice, cómo, dónde, cuándo y en qué circunstancias, porqué y para qué se dice.
Las plataformas digitales proyectan en tiempo real la información, pero también la velocidad con la que se difunde, puede convertirse en un acierto o en un error, de acuerdo a la figura política o personaje que lo diga.
De acuerdo a las consideraciones anteriores, quiero remitirme a lo que ahora sucede o sucedió al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien luego de haber embelesado, controlado los escenarios, imponer la agenda, establecer qué, cómo, dónde y porqué deberían suceder las cosas, llegó a un desgaste, a un error, a una circunstancia equivocada y todo se empieza a derrumbar.
Lo anterior, no quiere decir que se ha terminado, el reinado de Amlo, sino que ha empezado a perder el candor, frescura, actitud y hasta humor, que embrujó a millones de mexicanos.
Lo ocurrido con la persecución a las y los científicos mexicanos, muchos de ellos de universidades mexicanas y extranjeras, es un error.
Culpar a esos personajes de la ciencia de actuar y ser delincuencia organizada es un despropósito y una aberración.
No dudo que alguno que otro haya cometido algún gasto extra, al realizar un viaje a eventos de turismo científico y si así lo hizo, debe ser investigado, pero de ahí a ser un delincuente que deberá ser tratado peor que Ovidio Guzmán, es un error grave.
Y lo último que hizo al comentar un tuit de un sujeto, grosero, bajo, ruin y grotesco con sus expresiones, es reprobable, porque cayó en la trampa de un provocador. Provocador que le gana a un provocador, tiene mil años de perdón.
En el entendido de que las mañaneras han empezado a ser eventos donde la mentira y las equivocaciones se suman a un escenario casi catastrófico en cuanto a salud, crecimiento, crisis financiera, gente sin trabajo, sin dinero y víctima de la delincuencia organizada, el caldo de cultivo de una crisis mayor que se avecina, además de que han dejado de ser la plataforma de comunicación que le daba al Presidente de México, la posibilidad para adormecer a sus millones de seguidores.
Leer un tuit, donde sin medir el impacto, quizá en busca de victimizar a su compañera, por ser mujer, cosa que nunca ha respetado en otras mujeres que lo han enfrentado por su desprecio hacia ellas, no tuvo el efecto deseado.
Leer, sin razón un texto grosero, terriblemente misógino y machista, donde se expone a su compañera Beatríz Müller, como una ignorante, simuladora y otras descalificaciones más, indica que no tenía qué hacer y como en otros momentos lo hacía, se burlaba de todo y de todas, ahora el burlado fue él.
Repruebo cualquier mensaje de odio, sin embargo, es precisamente Andrés Manuel, quien desde la mañanera, ataca todo el tiempo y a toda hora contra todos los periodistas, contra los intelectuales y todo lo que vaya en su contra.
Hoy quien publicó el grosero tuit, salió del anonimato, luego de que escribe y el emisario, sin que se mencione su nombre de él ni de ella, lo asume como dirigido a su persona y lo considera ataque personal y ahí radica su error tristemente garrafal.
Ya me imagino si yo me pusiera a responder algunos ataques en mi contra o contra lo que realiza mi compañera Mome, estaría asumiendo que es real lo que se dice o que me enchaleco todo lo que se mencione sobre mi persona, labor o tarea.
La libertad de expresión, tiene límites.
Qué hubiera pasado si nadie o Amlo no hubiera mencionado el tema o el texto, nadie hubiera sabido de ese hecho.
Pero al mencionarlo, lo hace tendencia, porque asume que son él y ella su compañera, a quien se refiere el sujeto de marras.
Fue un exceso, un error y una carencia de estrategia comunicativa haber leído ese texto y ahora quizá empiece el tobogán de la caída, porque se habrán dado cuenta de que Andrés Manuel, no es infalible y que empieza a perder rumbo y ruta.
Al tiempo.