El Voyerista

  • ¿El anillo gangrenó la mano?

Por Alfredo Guzmán

Quién no recuerda aquella frase común, que establecía un estado de ánimo festivo del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (Amlo), cuando dijo que la pandemia le venía como “anillo al dedo”.
Aunque antes de la pandemia, la situación económica, de inseguridad y falta de crecimiento económico y del bienestar, ya se empezaba a ver que no llegaba.
Pareciera que ese anillo fue enviado a su receptor, como trampa y con ello, el dedo y la mano se empiezan a gangrenar y amaga convertirse en una situación crítica, que posiblemente obligue a cercenar la mano completa.
Lo que parecía un evento que significaría una entrada al manejo arbitrario y discrecional de los recursos financieros del país, se ha convertido en manzana con veneno.
Me refiero a que en emergencias, los recursos financieros del país, pueden ser manipulados por el presidente, pero eso ha generado un gran problema, pues ha hecho uso de ellos, sin orden y sin los consensos necesarios.
Luego de que al no tener orden, control, proyecto ni organización para el manejo financiero del dinero, éste ya se fue y ahora no se tiene para las emergencias y un uso solidario para los estados y municipios, a los que se les han reducido sus ingresos y por ende, tienen problemas para el cierre de ciclo.
En el caso de Guerrero, el gobierno estatal, los municipios todos, principalmente Acapulco y Chilpancingo, entre otros, empiezan a mostrar que los recursos se les terminaron al tener una severa reducción por el gobierno federal y algunos compromisos tienen problemas para tener respuestas positivas.
Con la desaparición (o que pocos saben dónde se encuentran) los 385 fideicomisos con más de 700 mil millones de pesos, en programas diversos, que se tenía en reserva para cualquier emergencia, hoy nadie sabe qué pasó con ellos.
Con programas que no han funcionado, como el de “Jóvenes Construyendo el Futuro”, por la corrupción que impera en su organización, promoción y resultados. Otros suspendidos por falta de recursos, como el de los ancianos de 65 y más, que no se puede concretar por carecer de finanzas.
Una crisis sanitaria, provocada por la pandemia de Covid 19, violencia desatada en contra de la sociedad y enfrentamiento de grupos de la delincuencia organizada, amenaza rebasar al Estado.
La falta de finanzas en el gobierno federal, ha provocado problemas en los estados y municipios que se encuentran colapsados, luego de que la gente prefiere comer que pagar impuestos.
Los cambios de gobierno en varios estados y municipios, enfrenta una situación crítica severa, luego de que el gobierno federal ha reducido las aportaciones financieras, con el resultado consiguiente.
A la crisis económica, le sigue la falta de un crecimiento al desarrollo, cierre de empresas, cese de trabajadores y trabajadoras. La gente empieza a entrar en desesperación al observar un ambiente enrarecido y crítico, donde la violencia empieza a asomar su cabeza y a no encontrar respuestas a sus reclamos.
El precio del petróleo bajo y la infraestructura de Pemex en crisis, anuncia muchas cosas negativas, en un mundo convulsionado y si nuestro presidente busca pelearse contra los Estados Unidos de América, el escenario, se anuncia casi catastrófico, luego de que si nos cierran los apoyos de vacunas, de recursos, de seguridad, nos puede ir como en feria.
Ante escenarios tan complicados, hace falta que el gobierno federal, empiece a dialogar con todos y encontrar soluciones, donde no impere una sola voz, como ha ocurrido con este gobierno de Amlo
Es posible establecer que México vive una situación de emergencia nacional, de tipo social, sanitaria, financiera, de inseguridad, carente de crecimiento económico, que obligaría al Presidente a conversar con todos los partidos y actores políticos y financieros del país y juntos hacer o encontrar un plan que ayude a salir de la crisis en que el gobierno federal y los mexicanos, estamos cayendo.
La condición no es simple y si muy compleja, por ende, es una obligación de todos, poner un grano de arena y que el presidente entienda que debe dejar de estigmatizar, de pelear y de acusar a los del pasado, sin hacer nada para cambiar sus esquemas que no han funcionado.
Se hace necesario hacer una tregua y buscar soluciones viables a una crisis de gran tamaño, que amenaza ahogarnos.
Y si tiene pruebas para sancionar a corruptos, creo que se ha tardado en aplicarles la ley.
No hay nadie sentenciado por corrupción, hasta el momento, en el gobierno de Amlo. Y ya han pasado tres años.
Por lo tanto, se hace necesario declarar una tregua social, dejar de culpar al pasado, sentarse y reconocer que la crisis es real y que no hay forma de sacarla solos.
No se trata de exculpar a los abusivos, esos procesos que sigan, aunque algunos parecen montajes, pero la situación por la que pasamos, es tan compleja, que obliga a poner un alto en el camino y preguntarle a los mexicanos, si vamos bien o no.

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