El Voyerista

¿Llueva, truene o relampaguee?

Por Alfredo Guzmán

Mi madre santa (Qepd) decía que a guevo ni los zapatos. Y tenía razón. Bueno al menos nadie de sus hijos de los 10 que tuvo podía retobarle cualquier tema a reserva de ganarse gratis y expeditamente un soplamocos entre ceja y oreja. Todos asentíamos en coro, “sí madre.”
Lo anterior, tiene que ver con la orden que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha establecido, y en donde dijo que el 30 de agosto, que es lunes, todos los estudiantes tienen que estar en sus escuelas.
Con el 45 por ciento de vacunas aplicadas en todo el país. Cuando los niños que no se enfermaban, han empezado a ser víctimas de la pandemia. Con la variante Delta de Covid que tiene una agresividad inusual, que ha provocado en los 15 días del mes de agosto, más estragos y contagios sin tregua, que ha roto los records de meses atrás, donde la pandemia estaba en su apogeo.
Sin una estrategia sanitaria real, con los hospitales desbordados, con muertos sin control y sin ninguna condición especial, que permita a las escuelas tener las condiciones para recibir a millones de estudiantes en aulas, la orden ya ha sido dada y la tienen que acatar todos y todas.
Y las órdenes del presidente no se discuten. Se entiende que por eso es popular. Y quien lo haga es un traidor.
En el estado de Guerrero, ya han saltado el magisterio disidente de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación (Ceteg) y los maestros estatales del Sindicato Único de Servidores Públicos del estado de Guerrero (Suspeg), quienes han dicho que mientras no estén las condiciones necesarias y que el 100 por ciento de los alumnos haya sido vacunado, no habrá clases.
La orden del presidente, establece que los padres de familia deberán firmar una responsiva, donde se hacen responsables del cuidado de sus hijos, y deberán participar en comités sanitarios en las escuelas, donde supervisarán que los accesos y los protocolos para cuidar los contagios, se apliquen.
El caso, es que no hay protocolos sanitarios. Los centros educativos, no se han sanitizado. No hay equipos para supervisar las temperaturas de los jóvenes. La Secretaría de Educación no ha repartido gel, sanitizante, ni termómetros, para todas las escuelas, ni tapabocas.
Al momento de que ingresen los niños y jóvenes a las escuelas de educación primaria, secundaria y preparatoria pública, la movilización de millones de estudiantes, será por los medios de transporte colectivo y las condiciones para que esto ocurra, puede generar una crisis mayor.
Hay quien asegura que la curva epidemiológica, que desde abril del 2020, ya había domado el actual presidente de México, se encuentra hoy, en su momento más álgido y se espera que empiece a bajar. ¿Pero y si no baja?
He escuchado a muchos padres de familia establecer que prefieren que sus hijos pierdan el año escolar, a que pierdan la vida. Ante esto, no tengo respuesta.
Como dijera el chapulín colorado, que no panda el cúnico.
La mesura es mejor en estos casos.
Ya este gobierno tuvo una primera derrota ante una sociedad que no hizo caso al llamado inútil de salir a votar en una encuesta manipulada.
Si el gobierno federal, cree que puede actuar con órdenes, sin considerar opiniones diversas que establecen que es necesario, avanzar lo más rápido posible en vacunar a los mexicanos, todos, incluidos los niños, creo que volverá a perder popularidad, que tanto le hace falta a este gobierno.
Ante un escenario, donde las promesas de campaña de la 4 T no se ha cumplido ninguna y donde miles de mexicanos han muerto por errores estratégicos del gobierno ante la pandemia, donde millones se quedaron sin medicinas, sin atención médica por desaparecer el Seguro Popular, sin empleo, sin ingresos, en medio de la violencia y la zozobra que genera la delincuencia organizada, con la gasolina y el gas y la canasta básica desbordada.
Simplemente las clases, se entiende no son la prioridad de las familias mexicanas.
Sin un solo programa de apoyo a quienes quedaron sin empleo. A los enfermos de diabetes, de cáncer, sin diálisis, en crisis el sistema de salud, con un Insabi, que nadie sabi, qué es porque no funciona.
En fin, creo que no es necesario provocar un encontronazo social, con quienes menos culpa tienen de las condiciones en que se encuentra en país, derivado de políticas públicas de ocurrencias y fuera de toda lógica económica.
El caso, es que el gobierno federal, se quedó sin dinero, se acabó los miles de millones de pesos que se guardaban en los fideicomisos y regaló las reservas a quienes son becarios de un sistema que no genera riqueza, pero si votos.
Pero esos votantes, no son aplaudidores de todo y hay decisiones que deben ponderarse sin enojarse.
Un gobierno que vive de la dádiva, de la limosna de vacunas que le entreguen los Estados Unidos, aunque prometió que junto con Argentina, se convertiría en distribuidor de vacunas de AstraZeneca de toda Latinoamérica, pero cuyo proyecto se perdió, porque Argentina tiene el permiso de producción, pero México el envasado, que no se tiene por incapacidad, el proyecto murió.
Lo recomendable, es atemperar, mesurar y valorar, qué es lo mejor y no enojarse.

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