- La pérdida de René Juárez
Por Roberto Santos
Sin duda a muchos les afectó el fallecimiento del exgobernador René Juárez Cisneros.
“Guerrero no es Disneylandia” es la frase ya emblemática con la que se recordará al oriundo de la Laja, y con la que definía la naturaleza problemática del estado de Guerrero.
Pero no solo su familia está de luto.
Su equipo también lo está y no son pocos, habrá que decir.
René supo ser maestro y amigo de muchas y muchos, y formar un equipo que perduró hasta ahora, porque supo abrir espacios en el poder público para los mismos.
Eso explica que los agradecimientos a su persona inundaran las redes sociales.
Este miércoles, el gobierno del estado tiene programado un homenaje luctuoso en memoria del exgobernador, a las doce del día, que será transmitido vía redes sociales, pues una vez más con el semáforo Naranja se busca evitar aglomeraciones.
La tercera ola del Covid-19 regresa con más contagios y muertes y su impacto sigue pegando duro en las familias.
Ya sabemos que por cada fallecimiento, varios de sus familiares cercanos resultan afectados y lo mismo su círculo de amigos.
Y en México no se sabe cuántas personas se encuentran en duelo por el fallecimiento de sus abuelos, padres, hermanos y ahora sus hijos, con la variante Delta, y la lentitud de la vacunación después de las elecciones.
Salir de la crisis emocional por la pérdida de familiares va a ser difícil y prolongado, y se agudizará por el aislamiento social, y por no poder realizarse los rituales mortuorios acostumbrados.
Dicen los expertos que no solo son familias las que necesitan apoyos para procesar su duelo correctamente, sino comunidades completas las que necesitan ser atendidas en este proceso de pérdida.
Y es que no solo se pierden familias, amigos, conocidos.
También se han perdido empleos, ingresos, la interacción social al no poder ver a la familia como antes y la normalidad donde se desarrollaban sus actividades.
Hoy en la avenida Álvarez y Juárez se ven largas filas de personas con tanques de oxígeno para ser rellenados.
De esto depende para que su enfermo de Covid pueda sobrevivir.
Chilpancingo parece vivir dos realidades: aquellos que buscan desesperadamente como llenar los tanques de oxígenos, y quienes se molestan ante el endurecimiento de las medidas que aplica el ayuntamiento de Chilpancingo para que la población respete el uso de cubrebocas en los comercios y transporte urbano, siendo el segundo donde es más notable la poca importancia que a la pandemia los usuarios le prestan.
Mientras, los hospitales y clínicas vuelven a sufrir la presión para atender cada vez más enfermos por Covid-19.