• De manual, señalar fraude
• Perder el distrito 01, un riesgo de la alianza
Por Roberto Santos
Lo hizo Trump cuando se acercaba el día de las elecciones.
Acusaba de la existencia de un fraude en las elecciones para evitar que se reeligiera.
El problema es que en ningún momento presentó prueba alguna de la conspiración de los órganos electorales en su contra.
Esa estrategia es de manual.
Los partidos y candidatos políticos la aplican como último recurso cuando tienen claro el escenario y prevén que los resultados van a ser contrarios a sus deseos.
El expresidente Trump fue quien explotó al extremo esta idea del complot en su contra para frenar el triunfo de Biden y su asunción como presidente de los Estados Unidos.
Finalmente los dichos de Trum terminaron por no ser creíbles y la prensa los calificó de delirantes, decadentes y peligrosamente inapropiados.
Sin embargo, sus seguidores llegaron a realizar actos extremistas de violencia en sintonía con su discurso.
En México es una constante gritar fraude y hasta común cuando se vislumbra la posibilidad de recurrir a los tribunales electorales para obtener por esa vía el triunfo que las urnas les negaron.
Hoy, en sincronía, también se descalifican los órganos electorales; estrategia para justificar el rechazo a los resultados negativos.
Esto debería ser un motivo de preocupación para quienes respetan las instituciones que organizan y califican las elecciones, pues no hacerlo es dejar mano libre a quienes posteriormente se estarán manifestando en su contra, y con posibilidad de que se recurra a ciertos grados de violencia.
Cuando el llamado debería ser conservar la calma y pedir a los electores que acudan a las urnas a votar por el o los candidatos de su preferencia, escuchamos voces y dichos descalificando el proceso electoral y al árbitro mismo.
Y esto lo hacen impunemente, sin prueba alguna, lo que puede generar un clima de violencia contra las autoridades electorales.
De seguir así, puede existir el riesgo de que se intente echar abajo la elección para llegar al extremo de provocar que ésta se repita y tener posibilidades de ganar en la siguiente.
Sin duda, es necesario que se imponga durante este proceso electoral los valores cívicos y democráticos de la sociedad guerrerense.
A todos conviene atemperar las emociones para que éstas no se descarrilen el día de la elección.
Y con ello se puedan otorgar el triunfo a quienes obtengan mayor confianza de los electores en las urnas.
YA LO HABÍAMOS COMENTADO, de los candidatos que en Chilpancingo compiten por la alianza PRI-PRD es Fernando Calixto quien parece no despegar en las preferencias electorales.
Quizá sea una estrategia errada o exceso de confianza creer que es más conocido y aceptado que sus contrincantes que también buscan ganar el primer distrito electoral local.
Pesa a que Bety Vélez, Alejandro Arcos y César Armenta, cuya intensidad proselitista es muy alta, piden a la ciudadanía que voten por este candidato, tal parece que no va a levantar en las preferencias ciudadanas, y el distrito 01 va a terminar en manos de algún candidato de otro partido.
En fin, la enseñanza es que a un proceso electoral no se puede entrar de manera improvisada y menos echarse a la hamaca dejando el trabajo proselitista a los otros participantes.