- La aspirante al Congreso de Guerrero llama a las mujeres a no generar violencia, a organizarse y hacer causa común; pide a partidos y actores políticos respeto y no utilizar a las féminas como bandera política; “no somos matraqueras”, reclama
Por Francisco Javier Flores V.
ACAPULCO, Gro., 25 de febrero del 2021.- Si algo tiene bien claro Milly Janet Ramírez Olmedo es que la violencia sólo genera más violencia. Por eso llama a las mujeres a no dejarse llevar por las emociones.
En su opinión, el género femenino es generador de desarrollo, de economía “y por supuesto también de muchísima lucha social; somos representantes, somos líderes, emprendedoras”, destaca, y lo peor que pueden hacer, dice, es “caer en esa inercia de generar violencia”.
En ese sentido, demanda a los partidos y actores políticos a no verlas como si fueran un trofeo, o peor aún, “que nos agarren de bandera únicamente para un golpeteo político, porque eso en nada abona a solucionar los grandes problemas que tenemos las mujeres y que a diario enfrentamos”.
Es la aspirante a la candidatura de Morena por el Distrito 04 local la que, ante los hechos ocurridos recientemente en Iguala, durante la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, pide a sus compañeras “que no dejemos que los impulsos nos aíslen, nos acorralen a responder de manera violenta”.
Unidas y organizadas
Emanada de la lucha social de izquierda, integrante de la llamada CTM Progresista, una escisión de la Federación de Trabajadores de Guerrero, Milly Ramírez sabe que hay una deuda histórica con las mujeres de México, de Guerrero y Acapulco, muchos pendientes, que solamente podrán irse saldando si marchan en unidad, con organización, con planeación y estrategia.

“Yo les pediría que nos sentáramos, que dialogáramos, porque si cada quien jala por su lado vamos a volver a lo mismo; es momento de aprovechar toda esta inercia, toda esa apertura que se le está dando a nivel internacional, reconociendo la lucha de las mujeres, pero tenemos que ir realmente organizadas, para que los temas de los que tanto hablamos las feministas y tanto decimos de la sororidad, no solamente sea un concepto que esté de moda, sino que realmente lo aterricemos en acciones, en ir creando una agenda legislativa para proponer a los aspirantes a la gubernatura, que realmente se comprometan a cumplir todos estos pendientes que tenemos las mujeres”, expresa.
Y es que no se trata de un sector menor. Es, de hecho, el que inclina la balanza en los procesos electorales. “Las mujeres hemos hecho a muchos presidentes de la República, gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados federales, locales; somos las que tenemos los liderazgos representativos en las colonias, las que movemos a la gente, las que andamos casa por casa platicándoles de los diferentes proyectos; es decir, es toda una lucha en donde muchas han quedado en el camino, una historia de toda la vida”, refiere, y disiente de quienes afirman que hoy es tiempo de las mujeres.
“Yo creo que todo el tiempo lo ha sido, nada más que hay liderazgos o sectores que reconocen más y otros que reconoce menos, esa es la parte que nosotras como mujeres tenemos que comprender, que esta es una lucha que hoy afortunadamente es visible, todos los tipos de violencia de los que siempre hemos sido víctimas, que ha traído como consecuencia que realmente las mujeres tengamos, ahora sí, todas las cámaras y micrófonos puestos hacia nosotras”, señala.
Más allá de una simple palabra
En la charla con Milly Ramírez, en las oficinas de la CTM Progresista, casi frente a la casa del virtual candidato de Morena a la gubernatura, en el fraccionamiento Marroquín, sale a relucir más de una vez la palabra sororidad. Se le pregunta: ¿Crees que ha llegado la sororidad a la política?
Sin pensarlo mucho, responde: “No, no ha llegado”.
Y explica su razonamiento: “Hay mujeres que definitivamente no tienen conocimiento de lo que es la sororidad, hay quienes aplican el concepto como un tema de moda, sólo por nombrarlo; la sororidad va más allá de ser una palabra; quienes ya llevamos rato emprendiendo una alianza entre mujeres vemos que es lamentable que dentro de la política no podamos ser sororas unas con otras, porque nada más lo decimos de dientes para afuera, pero en las acciones no estamos implementando esa sororidad”.

En parte, añade, esto se debe a que muchas están acostumbradas a “hacer lo que hacen los caballeros”, siendo que “la sororidad debemos entenderla como la hermandad entre las mujeres siempre y cuando vayamos creando una alianza, empujándonos unas con otras, y aquí pareciera que una con otra nos vamos metiendo los pies; yo las invitaría a que realmente vayamos generando una hermandad de mujeres, sin aplicar la palabra sororidad, porque nos falta muchísimo, pero sí es importante que quienes tengan representación, liderazgo, comprendan que la sororidad es ir generando alianzas mujeres con mujeres, irnos empujando unas con otras, porque solamente así vamos a poder tener más espacios de representación, donde hagamos valer esos derechos de los que hablamos, que tienen todas las mujeres a las que todavía no se les ha dado la oportunidad”.
Mujeres y jóvenes, de la mano
Egresada de la carrera de Comunicación y Relaciones Públicas, con grado de Maestría, la aspirante a legisladora considera que además de las mujeres, es el de los jóvenes otro sector que está descuidado.
“Si se nos da la oportunidad de una candidatura y posteriormente llegar a la diputación, iríamos muy de la mano con las mujeres y los jóvenes, ese sería, creo yo, el camino de todos los pendientes y deudas que hay con estos dos importantes grupos, que realmente se les dé la importancia y sobre todo que se respeten sus decisiones, que los escuchemos, que generemos acciones que impacten y sirvan a la ciudadanía, porque de nada sirve ir construyendo leyes cuando las necesidades que hay en el territorio son otras, y esto es lo que te permite conocer cuando caminas, cuando andas el territorio, tocas las puertas de los ciudadanos y les preguntas, y ellos finalmente también te retroalimentan y enriquecen los proyectos”, expresa.
Para ello, revela que está promoviendo mesas de diálogo con activistas y feministas, trabajando de manera cercana a las mujeres, a las jóvenes, “porque esa frescura que tienen y esas inquietudes, empujando muy fuerte el tema del feminismo, generando precisamente una agenda legislativa donde se pudieran dar mayores aportaciones desde el Congreso”.
Es Milly Ramírez, joven, menudita, de baja estatura pero grandes ideas. Es la ex secretaria de Desarrollo Social del Ayuntamiento de Acapulco, que ha levantado la mano y se dice abierta al diálogo entre mujeres; “en mí siempre van a encontrar una aliada, me gustaría muchísimo que pudiéramos dialogar, ir generando una agenda y exigirla a quien en su momento llegue a ser gobernador, a nuestros representantes en el Congreso, en los municipios, con acciones que realmente sean de beneficio para todas las mujeres”.
Es la aspirante que está segura que la Cuarta Transformación es feminista, pero que necesitan ir unidas, organizadas. “Ya no nos prestemos a los temas mediáticos, seamos más conciliadoras y por supuesto también un poquito más estrategas, porque no se vale que de repente nos utilicen para estar golpeando, para los temas políticos, ya no nos debemos prestar para eso, porque no somos ni matraqueras ni grupos de choque, somos personas a las cuales se les tiene que escuchar y resolver todos estos pendientes históricos que aún tienen”, concluye.