CHEQUE EN BLANCO
Por Armando Ventura
Cuando tenía 12 años, era común acostarme con mi mamá en su regazo y acompañarla para ver sus telenovelas. No es que fuera fanático de ellas, pero la verdad me encantaba estar al lado de ella mientras me acariciaba el cabello. Desde luego, ése era su espacio después de un arduo trabajo doméstico. Siendo en ese tiempo que por primera vez escuche la frase “el cheque en blanco”.
Obviamente, a esa edad no comprendía su significado, sólo veía que cuando un sujeto le daba a otro un papel con una firma puesta sobre él. Era recurrente ver a un hombre mayor –de mucho dinero- arrojarle el cheque a un muchacho diciéndole: “Pònle la cantidad que quieras pero olvídate de mi hija”. O el de una bella dama diciéndole a otra: “Toma este cheque en blanco y ponle la suma que desees, pero deja a mi hombre”. En fin, de ese grado estaban las fantasiosas novelas de Televisa, pero a mi madre le encantaban.
Ya en mi calidad de adulto, pude comprender el significado de esa oración; se entendía que el que ofrecía un cheque en blanco era conocido por dos cosas. La primera, porque tenía mucho dinero y la segunda, porque estaba acostumbrado a obtener lo que quería no importando el costo para alcanzar su cometido.
Pero en política, el cheque en blanco tiene otra connotación. Sólo cuando un político vende sus ideales, traiciona a su partido o militantes, simula contender en contra de su “adversario” o se abstiene de impugnar alguna elección a sabiendas de que podría llevarse la victoria, prefiriendo “honrar el pacto” en contra de su “rival”; entonces, ese cheque cobra un gran valor.
Así también, se da el caso que a esos cheques les ponen cifras; es decir, no se dan sin un compromiso, pues en política es público y notorio que no existen amistades…sino intereses.
Para ello, sólo basta escuchar la declaración que dio el precandidato Evodio Velázquez Aguirre al resultar ganador de la encuesta el C.P. Mario Moreno Arcos –el candidato mejor posesionado en el PRI, como de la alianza- al decir que él no sería “cheque en blanco” cuando los dirigentes de su partido aceptaron el triunfo del candidato tricolor en la consulta científica; “desapareciendo” Evodio del escenario político por ocho días para después reaparecer y reafirmar su apoyo -al hoy candidato de las alianzas- y entregarle “toda su estructura política” a su disposición.
Resulta obvio comprender que el cheque en blanco sí existió y Evodio le agregó la cantidad; suma que será revelada cuando se den a conocer los candidatos a diputaciones federales y locales, al igual que las presidencias municipales y regidurías. Sólo ahí se verá el monto a cobrar cuando veamos cuántos espacios obtuvo para su gente en esos cargos en disputa; pues es casi seguro que cuando menos para él y su esposa el pago dentro del monto a cobrar le asegurarán unos espacios por la vía plurinominal.
En ese tenor, es lógico pensar que en la negociación Evodio no se arriesgaría a contender en una boleta porque no existe la garantía de que gane por voto directo sin importar lo que asegurara el presidente estatal de su partido, quien se atrevió a decir que: “En esta alianza no perderemos nuestra identidad porque cada instituto estableció las reglas de participación”.
¿Realmente no perdieron su identidad? Por supuesto. Porque su identidad quedó extraviada después de la elección del 2018 cuando se aliaron con la derecha –PAN– y a un partido simulador de izquierda –Movimiento Ciudadano- ocasionando la mayor debacle electoral en la historia desde su fundación.
Por ello, no me imagino un discurso inspirador que les permita convencer al electorado –así como a sus reducidos militantes y escasos simpatizantes- que tienen principios y criterios similares con su nuevo aliado; teniendo que buscar la forma de responder al cuestionamiento de ¿cómo su doctrina filosófica y estatutos legales no se contraponen social, política e ideológicamente a esos principios por el que fueron creados al momento de nacer como instituto político?
En fin, sólo se sabrá el valor de ese cheque en blanco cuando se presente para su cobro el seis de junio próximo; momento en el que se podrá conocer si la cantidad puesta fue suficiente para obtener el beneficio electoral y político o bien que en esa fecha el mismo cheque otorgado no le sea pagado…por insuficiencia de fondos.
FE DE ERRATAS: En la columna anterior titulada: “PROFECO GUERRERO; AL SERVICIO DE LOS CONSIUMIDORES?”, me referí a la persona que había actuado de forma incorrecta en contra de las personas de la tercera edad al sacarlas del estacionamiento de la dependencia federal y quien me encaró al interior del mismo y había calificado como una persona sin empatía, sin conocimientos jurídicos y prepotente, hoy me entero que dicho sujeto responde al nombre de CESAR CASTRO y no al abogado a quien señalé de nombre GENARO, pues por información obtenida de personal de esa oficina me hicieron ver la confusión en los nombres.
Puedo decir que el licenciado Generado, quien tiene muchos años trabajando en dicha dependencia, es una persona que conozco y tiene amplio conocimiento de la ley en su materia, de carácter afable y atento con el público, por lo que aclarado el tema de mi equivocación, es menester reconocer la misma y aprovechar por este medio para ofrecer una disculpa por haber hecho mengua de su buen nombre y por el daño o pena que le pude ocasionar a su familia o en su centro de trabajo, más no así a todos los demás que describí en mi columna como lo es al director de la Profeco de nombre Edgar, al pequeño hombre de nombre “lic. Cesar Castro”, como a la jefa de servicios de apellidos TREJO GONZALEZ, de quienes ratifico en su totalidad lo esgrimido en mi columna a que he hecho referencia.