Mesa de centro

  • ¡porque el hambre es cabrona!

Por Armando Ventura

El sábado pasado un amigo me invitó a jugar un partido de futbol al cual no quería asistir, pues como saben ustedes -amigos de la mesa- los contagios por el COVID 19 están a la orden del día; sin embargo, fue tanta la insistencia de mi amigo que acepté acompañarlo pues su equipo no tenía portero –posición que juega el que esto escribe- y para no hacerme del rogar, le comenté que lo acompañaría pero si pasaba por mí a mi casa. Al llegar por mí, venía acompañado de otro compañero de equipo,  por lo que me subí a la parte trasera con mi mochila y emprendimos el viaje al terreno de juego.

Como es normal, y para no aburrirnos en el trayecto, veníamos conversando de varios tópicos: mujeres, hijos, trabajo, futbol y política, pero el tema que nos orilló para charlar fue de política por el hecho de encontrar -en todo el camino- grandes espectaculares de sujetos que aspiran a cargos de elección popular en la próxima elección del 6 de junio. Caras de tantas personas fijadas en esos espectaculares, en traseros de camiones, de infinidad de urbans y taxis colectivos que circulaban por la zona urbana, suburbana y rural de este mi bello puerto de Acapulco. 

Ante toda esa parafernalia propagandística, les pregunté a mis acompañantes: ¿Cómo ven muchachos? ¿No creen que son muchos candidatos? Contestándome el que iba conduciendo “sí Ventura, son un chingo”. Siempre en fechas electores tapizan la ciudad y no sé por qué lo hacen si a muchos ni en su casa los conocen, pensaba contestarle al conductor, pero el acompañante de adelante, que juega de defensa lateral y cuyo oficio es plomero, solo atinó a decir: “Es que el hambre es cabrona y cualquiera quiere ser político y ganar buen sueldo sin hacer nada” y remató diciendo “los que se quieren reelegir quieren seguir comiendo con manteca mi lic. y los que quieren entrar quieren probar la comida de la fonda”… mi amigo el conductor se empezó a reír, pero yo no.

Y no me reí porque lo que parecía una puntada cómica, para mí tenía mucha lógica, pues en tiempos electorales es común ver que salgan más aspirantes en una convocatoria que cucarachas cuando enciendes la luz. Con sus palabras, desde mi punto de vista, mi amigo plomero quiso decir que mientras él se friega trabajando día a día para conseguir un sueldo más o menos decoroso y llevarlo a casa en estos tiempos de pandemia; los diputados federales, locales, alcaldes y regidores quieren continuar en el cargo por las canonjías que el poder les otorga y, además, el suculento sueldo que ganan sin siquiera asistir a trabajar todos los días. Y si a eso le agregamos que hay pocos aspirantes de calidad a esos puestos de elección popular que fanáticos del Cruz Azul…estamos jodidos.

Así es, mi querido lector, con los salarios y envestidura de poder público quién no desearía ser diputado, alcalde, síndico o regidor; hasta yo quiero lanzarme de candidato. Tal vez no gane, pero cuando menos en campaña sería honesto y les diría a los electores que aspiro a ser su representante en la tribuna porque tendré un buen salario para mantener a mi familia -por lo menos tres años- y gozaré también de un suculento aguinaldo sin merecerlo por no ser empleado sino patrón, por ser parte de un gobierno. Y además, si todo lo anterior no fuere suficiente, tendría fuero constitucional y el trato respetuoso que un nombramiento legislativo pudo comprarme. Por lo anterior, tiene razón mi compañero de viaje y plomero de profesión: “PORQUE EL HAMBRE ES CABRONA…YO TAMBIEN QUIERO”.

La disyuntiva estriba en que de los 500 diputados federales 480 quieren relegirse -hasta los plurinominales- y lo mismo pasa con los diputados locales, alcaldes, síndicos y regidores de nuestro estado de Guerrero. La mayoría quiere relegirse, pues es comprensible el amor que le tienen al dinero, perdón, quise decir al estado y a los municipios que aspiran seguir gobernando.

Sin embargo, sólo les sugeriría a los políticos que piensan reelegirse que no se confíen en que ya tienen asegurados otros tres años en el cargo público porque así lo mandata la Constitución, en virtud de que si bien es cierto que los artículos 59, 115 fracción I y 116 fracción II –que fueron reformados el 10 de febrero del 2014- infieren que podrán ser electos para otro periodo legislativo y ejecutivo, también lo es que la misma disposición legal detalla que para que eso suceda LA POSTULACIÒN SOLO PODRA SER REALIZADA POR EL MISMO PARTIDO POLITICO QUE LO POSTULÒ, O POR CUALQUIERA DE LOS PARTIDOS INTEGRANTES DE LA COALICIÒN QUE LOS HUBIERA POSTULADO, entendiéndose que no porque la Constitución le permite buscar la reelección ya tienen asegurada su postulación como candidatos; ya que será el partido político –y sólo el partido- quien  tendrá la última palabra y de acuerdo a sus documentos básicos y estatutos valorará el desempeño del aspirante a relegirse si en verdad merece tener una segunda oportunidad en el cargo que obtuvo “por amor a Guerrero”. El tiempo dirá si me equivoco.

Por lo descrito anteriormente, me atrevo a decir que entiendo los deseos de tantos aspirantes de obtener esos escaños políticos pues la pandemia no cede, el trabajo escasea y las deudas aumentan y quienes cuentan con sus cargos públicos quieren continuar cobrando del erario tributario sus jugosos salarios. Y lo mismo pasa con quienes aspiran a esos puestos para lograr alcanzar esos beneficios.

Sin embargo, la mayoría de la población –me incluyo- debe seguir viviendo de lo que pueda conseguir de forma independiente y sin la suerte de contar cada quince días de un sueldo fijo. Esa es la triste realidad.

Para finalizar, pienso que deberíamos emular a los fundadores de la nación; aquellos héroes que al ser electos por el pueblo para desarrollar el trabajo en favor de sus compatriotas no cobrarían salario alguno y sólo obtendrían la gratificante labor de prestar un servicio a su país. Ojalá se pudiera regresar a esa época, pues seguro estoy que si el cargo de senador, diputado, síndico o regidor fuera honorífico, nadie aspiraría a serlo…ni por amor a Guerrero!   

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *