Epístolas Surianas


(Carta a Don Héctor)

  • Mario”, “Mario”, “Mario”, coreaba la multitud…

De Julio Ayala Carlos

Sí. El grito fue constante, una y otra vez, el de “Mario”, “Mario”, “Mario”. Ése fue el grito en la explanada del PRI. Y fue el mismo cuando se registró como precandidato en la sede de su partido. Era el mismo grito que a lo largo y ancho del estado, se dejó escuchar. No sólo era un grito de júbilo, sino también de apoyo. Mario, Mario, Mario, no solo para candidato, sino para gobernador del estado.
Mario Moreno Arcos llegó puntual el domingo a la cita de registro, a las 11 horas. Muchos, muchísimos llegaron con él; otros ya lo esperaban en la explanada de la sede estatal del PRI. Llegaron desde la Montaña, desde la Tierra Caliente, desde lo más lejos de la Costa Chica y de la Costa Grande; llegaron también de la región Norte y de Acapulco. Algunos viajaron en la noche, otros en la madrugada, y los de más cerca, unas horas antes, y obvio, llegaron los de su pueblo, Chilpancingo.
El objetivo era acompañarlo, estar con él, “con el próximo gobernador”.
Sí. Llegó puntual, acompañado de su señora esposa, la doctora Eneí Bustamante, y su equipo más cercano. Estaba feliz. Y había motivos para ello. Este domingo fue uno de los días más importantes de su vida, como lo dijo minutos después. “Mario”, “Mario”, “Mario”, le gritaban.
Y, hay que decirlo. No sólo lo esperaban prístas en su registro como precandidato. También había de otros partidos políticos. Había perredistas, panistas, petistas, del PAN y del Verde, y cosa increíble, también de Morena, o que eran de Morena. “Allá nos engañaron: dijeron que primero los pobres y no es cierto. En cambio, Mario sí cumple”.
“Mario”, “Mario”, “Mario”…
La noche anterior, en un cónclave en Acapulco, la dirigencia nacional había decidido la precandidatura. De los tres aspirantes, es decir, de Mario Moreno Arcos, Manuel Añorve Baños y Héctor Apreza Patrón, se decidió que fuera el primero. De los tres, es quien garantiza el triunfo. Y en base al acuerdo previamente establecido, sólo uno se registró el domingo.
Ése fue el acuerdo, por supuesto, respaldado por los grupos de poder. Por eso estuvo en el registro Héctor Apreza y el propio René Juárez Cisneros, exgobernador del estado y coordinador de los diputados federales del PRI. También estuvo representado el exgobernador Rubén Figueroa Alcocer a través del candidato a diputado Héctor Vicario Castrejón. En el mismo registro también estuvieron presentes diversos alcaldes, diputados locales, y candidatos y aspirantes a diputados locales y federales.
Sí. Allí estaba también Ricardo Astudillo Calvo, candidato a diputado local, e hijo del gobernador Héctor Astudillo Flores, a quien Mario reconoció como un buen gobernante.
“Mario gobernador”, gritaban también, cuando se registraba, y mientras afuera, en la explanada, la música tocaba y los banderines se agitaban; mientras las cartulinas se presumían, y una manta alargada con los colores del PRI: verde, blanco y rojo, dominaba por su tamaño y en la que estaba escrito: “Mario Moreno Arcos”.
“Vengo a presentar mi solicitud de registro”, dijo, y luego entregó sus documentos al presidente de la Comisión de Procesos Internos del PRI, el diputado Heriberto Huicochea, ante la presencia del dirigente estatal, Esteban Albarrán. Los gritos de “¡Viva Mario!!, se confundían con las porras y los aplausos en favor del nacido en Izotepec, allá en la sierra del estado, de donde sus padres emigraron a Chilpancingo en busca de un futuro mejor para sus hijos.
Ciertamente, habrá que decirlo, no fue fácil para familia Moreno Arcos salir adelante. Mario, por ejemplo, tuvo que vender gelatinas, chicles, periódicos y bolear zapatos cuando era niño. Una vez, cuenta, lo sacaron del entonces Palacio de Gobierno, a donde se metió a bolear, y quién iba a pensar que años después, ese niño humilde, que trabajaba para ayudar a sus padres y luego se daba tiempo para ir a la escuela, iba a despachar en el mismo inmueble como alcalde, luego de ser diputado local y dos veces diputado federal, así como delegado federal del ISSSTE y hasta hace poco, secretario de Desarrollo Social.
Nada se me ha dado gratis. Todo ha sido a base de trabajo, de esfuerzo diario, pero también de actuar con responsabilidad, con honestidad y cumplir lo que se promete. Han sido años de trabajo, ha dicho.
Hombre humilde, de trabajo, y de constancia, respetuoso, hizo lo que ningún político ha hecho: empeñó su palabra, ante su señora madre y ante su esposa: “quiero, delante de mi madre, Juanita Arcos de Moreno, y de mi esposa Eneí Bustamente, hacer un compromiso con los guerrerenses, con las mujeres”, dijo.
Y luego llamó a la unidad de los guerrerenses, de los priístas, de todos. Guerrero, los guerrerenses, dijo, están cansados de pleitos. Unidos, todos, lograremos un Guerrero mejor, dijo.
Lo cierto es que el domingo, el día fue de Mario. Y este lunes, también. El domingo fue tendencia, no solo en las redes, sino entre los guerrerenses. Y este lunes, también. Los periódicos del estado, todos, le dieron la de ocho. La seguridad es que Moreno Arcos será gobernador.
Y es que, él que dice que no tiene padrino, más que el pueblo, al que se debe, es un hombre triunfador. Ha ganado seis elecciones, las mismas en las que ha participado, y para que le quede el ojo cuadrado, en su momento llegó a estar considerado entre los cinco mejores alcaldes del país.
“Y vamos por la séptima”, dice convencido. Sin duda, sabe lo que dice.
“Mario”, “Mario”, “Mario”…
¿Quién dice que no se puede?
Comentarios: epistolassurianas@hotmail.com

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