(Carta a Don Héctor)
• A seis años de la noche de Iguala
Iñaki Blanco, el primero en investigar
Con Navarrete, iniciaron la búsqueda
De Julio Ayala Carlos
A SEIS AÑOS DE LO OCURRIDO EN IGUALA, en donde además de seis muertos, entre ellos tres normalistas, fueron desaparecidos 43 de ellos, lo único sostenible, jurídicamente, son las investigaciones que sobre el caso realizó el entonces procurador de Justicia del estado, es decir, que en los hechos participaron policías municipales, en coordinación con miembros de la delincuencia organizada que en ese tiempo estaba coludida con las autoridades.
Y es que, hay que decirlo, de todas las detenciones realizadas en su momento sobre el caso, únicamente las que en su momento llevó a cabo Iñaki Blanco Cabrera, continúan firmes, pero además, las investigaciones y las diligencias realizadas por el entonces procurador han servido de base incluso para la actuación de organismos internacionales que se han sumado al esclarecimiento de los hechos.
No es pues exagerado decir que si Iñaki Blanco, ya como procurador de Justicia del estado, o como procurador federal especial del caso, si hubiera continuado la investigación de los hechos, es indudable que estaría resuelto, pues incluso desarrolló hipótesis o líneas de investigación que hoy están siendo retomadas por el gobierno federal, luego de desechar lo que se denominó como verdad histórica.
En efecto, no es casual que a Blanco Cabrera se le consulte una y otra vez sobre los hechos de Iguala y sobre las primeras investigaciones del caso, precisamente encabezadas por él; y es que no solo se hizo presente en el lugar de los hechos a escasas horas de haber ocurrido, sino que también encabezó un operativo de búsqueda de estudiantes cuyo paradero se desconocía en ese momento.
Al hoy exprocurador, se debe, hay que decirlo, el que muchos normalistas fueran encontrados con vida la madrugada de aquel 27 de septiembre del 2014, como también se le debe, hay que reconocérselo, al presidente de la Comisión de los Derechos Humanos del estado, Ramón Navarrete Magdaleno, que también llegó a Iguala en los primeros minutos de ese día, el que otros más fueran encontrados, en medio de la tensión y del miedo que habían provocado los hechos.
Poco se sabe, y menos se ha dicho, de la actuación del entonces procurador de justicia del estado, como del presidente de la Comisión de los Derechos Humanos, quienes cada quien por su lado encabezaron una intensa búsqueda de estudiantes cuando todo era caos, miedo y zozobra entre los propios normalistas, y cuando los habitantes de Iguala, hay que puntualizarlo, se encerraron a piedra y lodo en sus domicilios. ¡Claro, no era para menos!
Mucho se ha escrito sobre Iguala sobre aquella larga noche en que, así está documentado, policías de ese municipio, y de otros, actuaron como brazo armado de un grupo delincuencial en contra de estudiantes que fueron engañados para tomar autobuses, cuando en realidad fueron utilizados para apoderarse de uno en particular, de ahí la saña con la que fueron atacados a balazos, y algunos de ellos desaparecidos, mientras la policía estatal, la policía ministerial, la policía federal e incluso el Ejército ahí asentado, prácticamente desapareció cuando ocurrían los hechos, dejando actuar de manera impune a los homicidas.
En efecto, esa noche del 26 y 27 de septiembre de hace seis años, salvo el procurador de Justicia, Iñaki Blanco Cabrera, como el ombudsman del estado, Ramón Navarrete Magdaleno, nadie más se hizo presente en Iguala con el fin de parar la barbarie, y si hubo algunos, fue para participar como parte de la masacre y de la desaparición de estudiantes, todos de primer año, es decir, sin ninguna experiencia en marchas, mítines y secuestro de autobuses supuestamente para transporte hacia la ciudad de México, en una conmemoración más de la matanza de Tlatelolco ocurrida en 1968.
“Mucho de lo que se ha escrito, incluso en libros realizados por periodistas de la Ciudad de México son verdades a medias; vienen a Iguala un día o dos y creen que con eso ya descubrieron el hilo negro”, me dice un viejo reportero que esa noche vivió los hechos de cerca. Algunos otros, como él, fueron amenazados posteriormente por quienes, hoy se sabe, cometieron la barbarie. Hay quienes fueron de Chilpancingo, “y creen conocer la verdad que es mucho más de lo que se ha dicho, porque incluso tiene relación con la muerte de un síndico y un luchador social”, añade.
Y dice el que fuera procurador de Justicia del estado en esos días respecto a los hechos: hay todo tipo de comentarios. Y es que hay versiones no oficiales, incluso las que vienen de organismos diversos, incluida la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Hubo servidores públicos que contaminaron la investigación de los hechos. Hay responsables por acción y omisión. Hay una narrativa oficial, y otra de organismos sociales. Hay incluso “escuchas legales de la DEA”.
Este sábado se cumplen seis años de aquella negra noche. Mucho se ha dicho. Poco se sabe del paradero de los 43. Lo único cierto son las investigaciones que hizo Iñaki Blanco en su momento.
Por cierto. ¿Dónde estaban los padres de familia de los estudiantes, precisamente los que hoy los buscan?
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