(Carta a Don Héctor)
- CDHEG: 30 años por los guerrerenses
De Julio Ayala Carlos
AÚN Y CUANDO LOS TIEMPOS SON OTROS, es indiscutible que no es ni ha sido fácil la función y operación de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado. Y es que, a lo largo de 30 años, cuyo aniversario se cumple este 26 de septiembre, hay que decirlo, nada ha sido miel sobre hojuelas, pues a lo largo de tres décadas, quienes la integran y dirigen han sido objeto de presiones, hostigamiento y amenazas, e incluso de descalificaciones por defender, promover y pelear por los derechos humanos de los guerrerenses.
Su creación, ciertamente, el 26 de septiembre de 1990 por el entonces gobernador José Francisco Ruiz Massieu, fue uno de los primeros y más trascendentes pasos a nivel nacional para el reconocimiento y respeto de los derechos de las personas, su defensa y protección. Indiscutiblemente Guerrero fue, como ha ocurrido muchas veces y en muchas otras cosas, ejemplo de visión, de trabajo y de compromiso con el respeto de los derechos humanos.
En efecto, no ha sido fácil defender los derechos humanos en Guerrero, como tampoco prevenir que no se violenten, y mucho menos ha sido fácil construir una cultura de protección, por la sencilla razón que desde el poder que da el ejercicio de gobierno, lo mismo hay quienes suponen que no están obligados a respetar la ley, como también existen los que al amparo de ésta cometen todo tipo de atropellos en contra de la población.
Así, la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero, antes llamada Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Guerrero, prácticamente se enfrentó con el gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, que sucedió al de Ruiz Massieu, y posteriormente al que encabezó Zeferino Torreblanca Galindo, para quienes la institución fue un dique, y una piedra en el zapato en cuanto a los derechos humanos en el estado.
Allí están las crónicas periodísticas de los desencuentros, y allí están también las memorias de Don Juan Alarcón Hernández, entonces presidente de la Comisión, de las amenazas y advertencias recibidas por cumplir con su trabajo en defensa de los derechos humanos. Y están, por supuesto, las campañas de descrédito contra la institución, y que ha sufrido el actual presidente, Don Ramón Navarrete Magdaleno, también por cumplir lo que establece la Ley que crea la Comisión de los Derechos Humanos.
Hay que decir también que otros gobiernos, como el de Ángel Aguirre Rivero y René Juárez Cisneros, han apoyado, más allá del presupuesto, siempre reducido, a la Comisión. Otros, como el de Rogelio Ortega Martínez, simplemente la ignoró, en tanto que el actual, el que encabeza Héctor Astudillo Flores, le ha reconocido, no solo su trabajo, sino también el papel que desempeña en favor de los guerrerenses y la estabilidad del estado.
Así, a lo largo de estos 30 años, puede decirse que la Comisión de los Derechos Humanos del Estado ha cumplido con la encomienda otorgada por la Ley que la crea. Si bien es cierto que aún hay servidores públicos que al amparo del poder violentan los derechos humanos, cada vez son menos, debido a la vigilancia, la prevención y protección que llevó a cabo primero Don Juan Alarcón, y ahora Don Ramón Navarrete. Sin duda han cumplido con creces, con los guerrerenses.
No obstante, pese a ese trabajo que realiza la Comisión, no solo en la defensa, protección y prevención de los derechos humanos, sino también en el acompañamiento de los diversos sectores sociales y grupos organizados, lo mismo en sus demandas que para preservar sus vidas, hay que decirlo, hay un pendiente de las autoridades hacia la Institución y que tiene que ver con su raquítico presupuesto. Y es que, debe decirse, desde hace muchos años desde el Congreso del estado se le escamotean mayores recursos, como si con ello se le quisiera reducir.
Y es que no puede ser posible que pese a los resultados, su presupuesto sea mínimo, cuando la Comisión de los Derechos Humanos del estado se ha convertido, hoy por hoy, en garantía de protección a campesinos, maestros, policías despedidos, estudiantes, burócratas, discapacitados, hombres y mujeres de la tercera edad, e incluso desplazados por la violencia, yendo incluso a lugares donde otras autoridades se niegan llegar.
Así es, diría el Maestro. Incluso en estos tiempos de pandemia la Comisión no sólo estuvo activa en las siete regiones del estado, sino que también estuvo presente cuando otras autoridades se replegaron. Así, encontramos a la Comisión de los Derechos Humanos incluso en los foros virtuales para informar a la población, en medio de la pandemia, sobre sus derechos en cuanto al libre tránsito, el derecho a la salud y a otros relacionados a los trabajadores cuando no se les negaban las herramientas necesarias para su protección.
En fin. Sólo los mezquinos y los perversos, sólo quien no es gente buena, puede estar en contra de la Comisión. Y sólo, también, quienes persiguen otros intereses, pueden negar o poner pretextos para no reconocer lo que se ha hecho en la CDHEG. Sólo los hombres de mala fe, no reconocen la labor de la institución que encabeza Navarrete Magdaleno.
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