(Carta a Don Héctor)
• Adela Román y la CAPAMA…
Por Julio Ayala Carlos
LA DESTITUCIÓN DE TODO EL CUERPO DIRECTIVO DE CAPAMA, así como de la directora de Ecología del municipio de Acapulco, por parte de la alcaldesa Adela Román Ocampo, debe verse como un ejemplo de que en el Ayuntamiento porteño están en primer lugar los intereses de la población, por sobre los intereses políticos, y en segundo término, que nadie es intocable en el gobierno municipal, y menos cuando los resultados son escasos en favor de los acapulqueños.
Pero aún más. La destitución de todos los directivos de CAPAMA, y el anuncio inmediato de una auditoría integral, incluyendo además una revisión a los trabajadores de esa paramunicipal que boicotean sus acciones para abastecer de agua a la población, muestra que hay un verdadero interés de la alcaldesa de sanear sus finanzas, de desterrar la corrupción en la que se encuentra, y eficientar su operación. Pero también, de aplicar la ley a quienes han saqueado y cometido todo acto de corrupción en la institución y en agravio de los porteños.
Por supuesto, habrá que esperar qué pasa, pero por ahora todo indica que Adela Román va con todo. Y por supuesto, también, sabe de lo que habla la magistrada con licencia del Tribunal Superior del Estado de Guerrero.
En efecto, si bien la gota que derramó el vaso fue la descarga de aguas residuales a la bahía, y por lo cual el gobierno federal interpuso una denuncia en contra de la CAPAMA como responsable de ello, lo cierto es que es más que necesario, y urgente, una auditoría a la paramunicipal, y no solo financiera, sino también administrativa, incluyendo también al personal en su conjunto.
Y es que, hay que decirlo, la CAPAMA, y no es de ahora, ha sido sinónimo de corrupción, y de bandidaje de sus directivos, de tal forma que quienes han llegado a dirigir a la paramunicipal se convierten en nuevos ricos de la noche a la mañana de manera inexplicable, mientras cada vez se hunde en deudas y aumenta su personal cada periodo de gobierno, en tanto la población carece de agua potable como consecuencia de su inoperatividad en agravio de la población porteña.
Eso explica, hay que decirlo, los 10 puntos anunciados por la alcaldesa Román Ocampo, en el sentido de “solicitar” la renuncia de todos los directivos de la CAPAMA a fin de realizar una auditoría financiera, administrativa y operativa; realizar denuncias penales por actos de pillaje y sabotaje en el corte de suministro de agua; la renuncia de la directora de Ecología municipal para una investigación de los inmuebles que vierten aguas negras a la bahía; sanciones y clausuras a los inmuebles que descargan desechos a la misma; y reforzar la distribución de agua en pipas de manera urgente y conformar un grupo de atención de fugas.
Asimismo, la presentación de la aplicación móvil para que cualquier ciudadano a través de su celular pueda hacer su demanda del servicio o reportar irregularidades; reunión con el sindicato de CAPAMA para analizar su situación; continuar con la reactivación de los dos módulos de la planta de Cayaco, para restablecer el servicio en las colonias afectadas; conclusión de la limpieza de los tanques almacenadores, dado que tiene 20 años de no darse; y solicitar a las autoridades correspondientes un informe del proceso legal que llevan las denuncias realizadas en contra de funcionarios de administraciones pasadas, por el daño a las finanzas y recursos de la paramunicipal.
Sin duda tiene razón la edil. Tan solo en el gobierno municipal anterior, el que encabezó Evodio Velázquez Aguirre, la CAPAMA generó una deuda al ISSSPEG de más de 500 millones de pesos, debido a que la paramunicipal, cuyo presidente del Consejo de Administración era el propio alcalde, no entregó al Instituto los descuentos que hacía a los trabajadores como tampoco aportó la parte que le correspondía como parte patronal. Más aún, en el anterior gobierno, la CAPAMA volvió a llenarse de cientos de trabajadores como hicieron otros ediles.
“Ya basta de que quienes nos dañan a todos no reciban su castigo”, puntualizó la alcaldesa porteña, tras señalar que su gobierno no va a permitir y solapar ningún acto de corrupción. Ello, de acuerdo a los lineamientos del Presidente de la República.
En fin. Habrá que esperar a ver qué sucede. Por ahora la presidente municipal de Acapulco ya dio el primer paso para limpiar a la CAPAMA de actos de corrupción. Si lo hace, el pueblo porteño se lo agradecerá, no solo en lo que tiene que ver en la operatividad y eficiencia de la CAPAMA, sino también en aplicarles la ley a quienes, con la complicidad de malos servidores públicos, contaminan la bahía de Santa Lucía al verter sus aguas residuales, pero además, si aplica la ley y lleva a cárcel a tanto bandido que además ha saqueado a esa institución.
Hay que decir que por su condición de magistrada, aunque hoy con licencia, Adela Román Ocampo sabe lo que habla. Es decir, no lo hace nomás porque sí.
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