Chicotazos * De las ocurrencias al gobierno responsable

  • De las ocurrencias al gobierno responsable

Por Francisco Javier Flores V.

Al frente de poco menos de cincuenta personas, presuntos vendedores ambulantes y pequeños comerciantes del área de playa, el senador Félix Salgado Macedonio invitaba, el pasado 23 de marzo, a la rebelión. Decía que no se les podía negar el derecho al trabajo e incluso, en un alarde de irresponsabilidad, invitaba al turismo a dejarse venir a Acapulco que estaba, según él, «mejor que nunca».
A esa ocurrencia, como las muchas a las que nos tiene acostumbrados este personaje, le siguió dos días después, cuando ya en el mundo se había declarado la pandemia por el COVID-19 (Coronavirus), la publicación de una fotografía en donde se le observa descansando a la sombra de una palapa a orilla del mar, con la leyenda: «Abrazos desde mi bello Acapulco», en clara insinuación a los visitantes.
Esta actitud irresponsable e incluso temeraria del llamado «Toro sin tuercas (perdón, sin cerca)» no fue fortuita. Por esos días la presidenta municipal de Acapulco, Adela Román Ocampo, hizo el anuncio de que se cerrarían bares, restaurantes, discotecas y plazas públicas, como una forma de evitar la propagación del Coronavirus. Lo hizo inclusive antes de que se decretara la emergencia sanitaria en el país ante el elevado número de contagios, y aunque en un principio hubo sectores que consideraron apresurada y hasta autoritaria la medida, finalmente el tiempo y las circunstancias le dieron la razón.
Esa visión de buen gobierno, adelantándose incluso a lo que ya se veía venir, le ha sido reconocida a la alcaldesa por liderazgos sociales como el dirigente municipal de la CODUC, Ruperto Rodríguez González, quien desde un principio avaló esas decisiones, pese a que muchos en su momento la criticaron. Ello, más allá de diferencias y tintes políticos, pues al propio gobernador Héctor Astudillo, Beto Rodríguez le ha destacado su esfuerzo para que junto con los alcaldes de Guerrero tomen las mejores decisiones en favor de los guerrerenses, en estos tiempos de crisis.
Así, mientras Félix Salgado hacía otra de las suyas e incluso se llevaba al baile al delegado del gobierno federal Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, publicitando una fotografía en diversos medios de comunicación en la que aparecen ambos sosteniendo un «encuentro privado» en un restaurante de la zona turística de Acapulco para hablar, según ellos, «del fertilizante y estrategias ante la pandemia del Coronavirus» (las cuales es la fecha que no se ven, por cierto), en claro afán de promoción política, la presidenta Adela Román Ocampo se mueve en otro nivel, comportándose a la altura de las circunstancias.
En tiempos de emergencia sanitaria y cuando la vida de miles de personas está en riesgo, las aspiraciones políticas pueden (y deben) esperar. Eso es lo que Félix (al igual que muchos otros, incluido Pablo Amílcar) parece que no entiende. Vale.

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