- Crónica de una asoleada dominguera que valió la pena…
Por Francisco Javier Flores V.
EL TREINTA, Gro., enero del 2020.- Del ronco pecho de la señora Nery Nava Horcasitas, vecina del Kilómetro 30 -o El Treinta, como gusten llamarle- retumbaron las palabras que fueron música para los oídos de la presidenta municipal de Acapulco.
En plena plaza central, frente a la majestuosa iglesia y bajo los candentes rayos del sol costeño que el toldo apenas medio lograba contener, Adela Román Ocampo recibió, además del agradecimiento por las obras y acciones que entregaba a los habitantes de esa comunidad, el calor de la gente.
«Cuenta usted con el apoyo de los treinteños», le dijo doña Nery viéndola a los ojos, con esa mirada sincera que caracteriza a las mujeres de la zona rural. El rostro de la alcaldesa de Acapulco, el municipio más importante de Guerrero, se iluminó, esbozó una sonrisa de satisfacción y continuó escuchando.
«Sabemos de las dificultades económicas que enfrenta el municipio, pero también de su alto compromiso social, por eso confiamos en que usted dará buenos resultados y que sentará un precedenrte importante para la historia de Acapulco, con proyectos modernos y amigables con el medio ambiente», le expresó la dama a nombre de las familias que recibieron estufas ecológicas.
En medio del ambiente bullicioso que suele contagiar los domingos a ese pueblo ubicado a la vera de la carretera federal México-Acapulco, Adela Román compartió escenario con integrantes de su gabinete oriundos de ese lugar, como Francisco Torres, titular del Organo de Control Interno; Flora Contreras, directora de Educación, pero sobre todo con Silvestre Arizmendi Torres, el popular «Chive» que prácticamente se llevó la tarde por el cariño que le demostraron sus paisanos, manifiesto en porras, aplausos, gritos y dianas del «chile frito» cada que era nombrado.
En suma, valió la pena la asoleada. Más allá del par de huaraches personalizados que un artesano de la localidad obsequió a la presidenta al inaugurar la pavimentación de una calle; de la deliciosa carne frita de cuche con que agasajaron a la alcaldesa, comitiva y colados (entre ellos el que escribe); de los abrazos, de los besos, de la euforia desbordada entre quienes se acercaban a saludarla y pedirle «selfis».
Valió la pena, también, por las palabras con las que doña Nery Nava cerró su intervención, y que demuestran que Adela, la hoy presidenta municipal de Acapulco, está más vigente que nunca en el escenario político:
«Cuenta con nuestro apoyo, con nuestro respaldo total; apoyamos la transformación que usted ha emprendido en Acapulco y esperamos que esa transformación también inicie próximamente en todo Guerrero».
Palabra de mujer.