• (In) movilidad y transporte
Por Francisco Javier Flores V.
Como si no tuviéramos suficiente con la inseguridad y la violencia, y la carencia de agua potable en los hogares, Acapulco también enfrenta a diario un grave problema de congestionamiento vehicular que en las horas pico en días normales, puentes y temporadas vacacionales, desquicia la ciudad en grado sumo.
Esperar que los agentes de Tránsito contribuyan a resolver esta situación es pedirle peras al olmo. La corrupción que no ha podido ser erradicada de esa dependencia, sea del color que sea quien nos gobierne, es el principal obstáculo y no va a acabar nunca, mientras siga siendo el mismo personal, ese que privilegia la mochada, en vez de dar fluidez al tráfico.
Para colmo, la dependencia pomposamente llamada Coordinación de Movilidad y Transporte, creada en el trienio anterior y que en ese periodo más o menos funcionó con cierto orden, en la actualidad se ha convertido prácticamente en un cero a la izquierda. Tan ciertos estamos de ello, que si a alguien le preguntamos quién la encabeza, no atinarán a decir el nombre.
Se trata de Isidoro Rodríguez Jiménez, a quien no le ha valido de nada ser hijo de un transportista del servicio urbano, pues hasta ahora no ha sido capaz de implementar ninguna acción concreta para aligerar el caos vial que se vive a diario.
Si este funcionario cree que con reunioncitas como la que recientemente le organizó a la presidenta municipal Adela Román Ocampo, con el membrete denominado Consejo Municipal de Transportista, cuyos “dirigentes” hace mucho no representan a nadie, ya podemos los acapulqueños sentarnos a esperar a que ocurra un milagro para tener un transporte ordenado y una mejor circulación en las calles.
Nadie duda que la alcaldesa tenga realmente intención de que las cosas mejoren para bien de los acapulqueños; sin embargo es difícil que pueda lograrlo si sigue siendo engañada por funcionarios que con banalidades pretenden justificar el sueldo que perciben y no toman al toro por los cuernos. La simulación ya debe ser cosa del pasado, en materia de transporte, urgen acciones concretas y contundentes.