- Planeación, no improvisación
Por Jacko Badillo
Más allá de las festividades propias de la época navideña, que se conjuga con otras fechas que tradicionalmente se festejan en nuestro país, el fin de año representa todo un reto que sortear tanto para el sector público como el privado, y mis colegas empresarios no me van a dejar mentir.
Sobre todo en el aspecto de cumplir con la prestación legal, a la que tiene derecho todo trabajador, como lo es el aguinaldo, que perciben tanto empleados de gobierno como de la iniciativa privada, mismo que no está sujeto a negociación; se debe entregar y punto.
Por los medios de comunicación nos hemos enterado que, contrario a lo que ocurría en años anteriores, esta vez el gobierno estatal no está en condiciones de apoyar a los ayuntamientos para que puedan solventar ese compromiso, como consecuencia de los ajustes presupuestales que han tenido que hacer derivado de la ley de austeridad republicana propuesta por nuestro Presidente de la República, Andres Manuel López Obrador.
Es aquí donde los presidentes municipales deben de hacer uso de su capacidad para salir avante, demostrar a la ciudadanía que no se equivocó al elegirlos. Ello solamente podrá lograrse con una adecuada planeación, pues no es válido hacerse el sorprendido o siquiera sugerir que es un tema que no tenían previsto. El aguinaldo es una erogación que debe irse considerando desde el inicio de año, siendo responsable y haciendo una buena proyección de gasto e ingreso.
Apostarle a que otro orden de gobierno llegue a salvar la situación mediante préstamo, o recurrir al endeudamiento bancario, revelaría falta de capacidad administrativa y mandaría una mala señal a la gente que confió en quienes hoy son alcaldes, de igual forma pondría en evidencia que quienes nos gobiernan no han sabido rodearse de gente preparada, con experiencia y capaz.
El combate a la corrupción, tiene que ver también con un adecuado manejo de los recursos con base en la planeación, no improvisación.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!